Opinión
México
Por: Julio Pomar (especial para ARGENPRESS.info) (Fecha publicación:07/09/2006)
Información Adicional
Tema: Situación en México
País/es: México
Falta total de certeza jurídica, por lo tanto inconsistencia y burla. Es lo que fue la determinación del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Trife) sobre la elección del 2 de julio. La línea central de argumentación de los magistrados, se puede resumir en una sola pauta: pese a todas las gravísimas irregularidades precomiciales, comiciales y postcomiciales (éstas a cuenta del IFE), así como ilegales intromisiones presidenciales en el proceso, todas ellas no alteraron el voto de los ciudadanos, por lo cual el ungido es Felipe Calderón Hinojosa. Basta con ojear un poco las 300 cuartillas de la sentencia del Trife para darse cuenta, sin siquiera ser abogado, de que su fundamento es arbitrario y por lo tanto no objetivo, sino subjetivo.
Primero, en la sentencia no se cumplió con el presupuesto jurídico constitucional (enunciado en el artículo 41, párrafo octavo) de que “la certeza, legalidad, imparcialidad, objetividad y profesionalismo serán principios rectores en el ejercicio de esta función estatal”, esto es, la electoral. No hay certeza en la calificación tribunalicia porque reconociendo el propio Trife las aparatosas irregularidades habidas en y en torno al proceso electoral, de todos modos (“por sus calzones”, diría el ranchero) convalidó los resultados aportados por el IFE, dado que ninguna de ellas (¡ninguna!) alteró el voto de los electores. Si el Trife reconoció esas múltiples irregularidades, ¿cómo es que convalidó un conteo electoral así de plagado de anormalidades?
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