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09 diciembre 2006

Me golpearon, me cubrieron el rostro, me dijeron que me habían detenido por ser chilango, de seguro de Atenco o de los Pancho Villa", denunció Albe

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Detenidos en la entidad sureña señalan vejaciones policiacas

EMIR OLIVARES ALONSO

"Fui detenido el 27 de noviembre en Oaxaca por policías preventivos cuando realizaba labor de observación como defensor de las garantías fundamentales. Me golpearon, me cubrieron el rostro, me dijeron que me habían detenido por ser chilango, de seguro de Atenco o de los Pancho Villa", denunció Alberto Cilia, integrante del Centro de Derechos Humanos Yaxkin, quien fue liberado el jueves pasado tras pagar una fianza de 108 mil pesos.

El joven activista fue aprehendido mientras documentaba casos de detenciones arbitrarias. Junto con él fueron detenidos Omar Rodríguez, profesor de la ENAH, y la francesa Mile Sarah Ilitch.

En entrevista denunció torturas y malos tratos de los policías, por lo que se vio obligado a firmar una declaración de culpabilidad por los delitos de sedición, asociación delictuosa, incendio y daño doloso; estuvo incomunicado varios días y no tuvo derecho a un abogado.

Cilia relató que tras la detención fue conducido a Santa Rosa, donde entre cuatro o cinco policías lo golpearon junto con Rodríguez. "En el suelo me patearon las costillas y la cara. Me pisaron la cabeza y amenazaron de muerte".

Aseguró que, aunque tenía cubierto el rostro, percibió una "intensa" luz, al parecer de una cámara de video con la que grababan sus palabras. Agregó que los agentes le preguntaron si conocía dónde vivía Flavio Sosa, dirigente de la APPO; si algún diputado perredista lo había mandado a Oaxaca, y "mil preguntas para las que no tenía respuesta".

Denunció que los agentes le preguntaron por su familia y su novia, y le dijeron que si no declaraba decidiera a quién mataban primero. Señaló que lo obligaron a decir que el ex candidato a gobernador Gabino Cué ­competidor de Ruiz­, le pagaba 500 pesos por estar en las barricadas.

Denunció que, ya en el penal de Ixcotel, adonde fue conducido tras el interrogatorio, no recibió agua ni comida; tampoco lo dejaron comunicarse con sus familiares y fue recluido junto con su compañero en una celda de dos por dos. "En el penal los internos nos intimidaron. Nos dijeron que íbamos a valer madres por ser de la APPO".

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