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19 octubre 2006

Una mas de los hijos de hartita

Se reproduce del sendero del peje
Manuel, traficante de influencias

Nancy Flores / enviada
“Así es Manuel (Bribiesca)”, describe el empresario Álvaro González —íntimo amigo de la familia presidencial—, al referirse a las descaradas negociaciones que el primogénito de Marta Sahagún de Fox sostiene con funcionarios públicos para obtener beneficios del erario público

Celaya, Gto.- Conocido como el mayor traficante de influencias del gobierno del “cambio”, Manuel Bribiesca Sahagún -primogénito de la esposa del aún presidente Vicente Fox- ha aprovechado cada oportunidad que ha tenido para negociar, a favor suyo o de terceros, rentables contratos con dependencias federales.

Al igual que su hermano Jorge, Manuel cierra el sexenio con varios expedientes en su contra, abiertos tanto en la Procuraduría General de la República (PGR) como en la Secretaría de la Función Pública (SFP).

Además, en la pasada legislatura se instaló, en dos ocasiones, una comisión especial para investigar los negocios de los hijos de Marta Sahagún. Presidida en un primer momento por la perredista Malú Micher, y posteriormente por Jesús González Shmal, la comisión dio cuenta de varios negocios con dependencias públicas: Instituto de Fomento Nacional de Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), Instituto de Protección al Ahorro Bancario (IPAB), Petróleos Mexicanos (Pemex), entre otras.

La PGR y la SFP mantienen en curso las investigaciones por supuesta corrupción y tráfico de influencias en el que habrían incurrido los hermanos Bribiesca Sahagún, para lograr provechosos contratos con esas dependencias federales.

Y es que desde mediados de 2001 -cuando su madre aún no contraía matrimonio con Fox Quesada y se desempeñaba como vocera de la Presidencia-, Manuel ya operaba abiertamente los negocios con el sector público federal.

Así lo demuestra una reunión casual que sostuvo con Roberto Muñoz Leos, hermano del entonces director de Pemex (Raúl) y ex titular de la Unidad de Auditoría Gubernamental de la SFP, antes de la Contraloría y Desarrollo Administrativo

El empresario celayense Álvaro González, quien presentó a Roberto Muñoz Leos con Manuel Bribiesca, recuerda que el primogénito de Marta Sahagún no tardó demasiado tiempo en solicitar “ayuda” al entonces funcionario público, para “destrabar” algunos negocios que tenía con la paraestatal más importante de México.

“Así es Manuel”, dice el íntimo amigo de la familia presidencial. Entrevistado en sus oficinas de la empresa Corrugados de Celaya sobre su supuesta relación de negocios con Bribiesca Sahagún, Álvaro González se deslinda del incidente.

“Yo no soy operador de los negocios de Manuel. Lo conozco porque es el hijo de la señora Marta, pero no tengo relación con él. Ni siquiera de amistad”. El empresario explica que aquél fue un encuentro casual, no una reunión concertada.

“Manuel se hospedaba en el mismo hotel que yo. Todo fue una simple casualidad. Ese día mi amigo Mariano Chimés, quien era colaborador de Pemex en el equipo de Roberto Muñoz Leos y actualmente trabaja en Capufe (Caminos y Puentes Federales), me acababa de presentar a Roberto. Estábamos desayunando cuando Manuel entró al restaurante. Sí los presente, pero no para que hicieran negocios.”

Álvaro González detalla que en aquella ocasión no se pactó nada, pues Roberto Muñoz Leos puso a Manuel como “lazo de cochino”. “Le cuestionó que cómo se le ocurría solicitarle algo así; que él no sólo no era corrupto sino que ni siquiera se llevaba bien con su hermano Raúl”.

El amigo de la familia Fox-Sahagún advierte: “Jamás operé nada, ni siquiera a favor mío, menos lo iba a hacer a favor de Manuel o de cualquiera. Soy un hombre de trabajo, y si mi objetivo fuera hacer mucho dinero pues haría crecer mi empresa; sé cómo hacerlo porque toda mi vida me he dedicado al cartón. Mi familia siempre ha sido cartonera”.

El amigo de Fox

Álvaro González dice que a Manuel Bribiesca Sahagún se le nota desde lejos la clase de persona que es. “Yo no soy su amigo. Él no escucha a nadie, todo lo hace según su propio criterio. Por eso ha andado en tantos escándalos, no como Fernando y Jorge (sus hermanos)”.

El empresario, quien tuvo en custodia, temporalmente, a los hijos menores de Marta Sahagún, agrega que aunque Jorge Bribiesca estuvo relacionado con el asunto del IPAB -la compra irregular de viviendas de interés público por apenas 3 mil pesos por inmueble-, no se compara con lo que ha hecho Manuel, el hermano mayor.

“Pues sí hubo lo del cheque (girado al IPAB, para pagar los créditos de las casas supuestamente vendidas a la empresa Construcciones Prácticas, de Miguel Khouri), pero sólo eso. En cambio la prensa ha publicado varios asuntos de Manuel. De todo eso me he enterado por la prensa, porque no tengo ninguna relación con él, y menos de negocios.”

En una de las paredes de su oficina que, orgulloso, muestra a la reportera, Álvaro González conserva la historia fotográfica de la amistad con la familia presidencial. Los retratos con Vicente Fox, Marta Sahagún, Vicentillo, Mercedes Quesada de Fox, parecen interminables. “Ahí está todo”, afirma.

Dice que en Celaya lo conocen bien y saben que todo lo que tiene es producto de su trabajo. Álvaro González narra que, por la estrecha relación que mantuvo con Vicente Fox al inicio del sexenio -y que lo llevó a vivir dos años y medio en un fino hotel de Polanco, que da justo frente a Los Pinos, con sus dos hijos menores- casi pierde su patrimonio.

“Cuando regresé a Celaya, la empresa tenía una deuda de 4.5 millones de pesos. Vivir allá no fue gratuito: los desayunos, las comidas y las cenas no salen en menos de 700 pesos. La vida en la Ciudad de México es muy cara y yo no cobraba nada por estar ahí, porque soy amigo del presidente, no su empleado. Si hubiera cobrado algo, mi palabra, mis consejos, todo se hubiera devaluado. Entonces, aunque él (Vicente Fox) hubiera podido pagarme algo con los recursos de la partida secreta, la verdad es que jamás recibí un solo peso del erario.”

El empresario señala que “si hubiera querido hacer negocios a costa del erario público, no me hubiera llevado a mis hijos a vivir conmigo. Cómo les iba a enseñar a ser corruptos. Eso jamás lo haría”.

Impulsor de la Escuela para Padres de Celaya, que inspiró los libros de texto promovidos por la asociación Vamos México, de Marta Sahagún, Álvaro González dice tajante: “Jamás me beneficiaría con el dinero de los mexicanos. Por eso mi padre me heredó esta empresa, para que saliera adelante a través de mi trabajo”.

El empresario puntualiza que la amistad con Marta Sahagún y Vicente Fox inició en 1997, cuando este último era gobernador de Guanajuato. Ese año, Álvaro González y su esposa recibieron, de manos del aún presidente de México, un premio por su labor altruista en la rehabilitación de personas adictas a algún estupefaciente.

Desde entonces mantiene una estrecha relación de amistad, afirma, con esa familia. Explica que la única deuda que tiene es con Marta Sahagún y con Jorge Bribiesca, pues cuando su empresa enfrentó la crisis financiera les pidió un préstamo de 100 mil pesos a cada uno. “Eso es todo lo que les debo y cuando finalice el sexenio se los voy a pagar”.

Explica que las deudas de su empresa, adquiridas en el tiempo en que asesoró a Vicente Fox, las pagó de inmediato. “Vendí la hacienda donde vivía con mi familia y un terreno que también poseía aquí, en Celaya”.

Álvaro González asegura que el actual distanciamiento con la familia presidencial no se debe a una ruptura en la relación, sino a que él decidió dedicarse de tiempo completo a su negocio y a su propia familia. “Esto (señala en dirección de su fábrica) es lo que me da de comer”.

La visión de Manuel

En el llamado gobierno del “cambio”, que aún preside Vicente Fox, Manuel Bribiesca ha transmutado de celayense “clasemediero” a un hombre de oscuros negocios, derrochador, parrandero y mujeriego.

Según ha documentado la prensa nacional, el vertiginoso ascenso económico del empresario, quien requiere de escolta particular para proteger su integridad física, se debe a los negocios que ha mantenido con las dependencias federales.

De acuerdo con información del director de Contralínea, Miguel Badillo, entre sus benefactores se encuentra la paraestatal Pemex, donde familiares de Marta Sahagún han conseguido millonarios contratos a favor de terceros.

Y es que como ha publicado el columnista, los hijos de Marta Sahagún han traficado con sus influencias y a nombre de la esposa del presidente para concretar sus negocios.

En 2002 presionaron al entonces director general de Pemex, Raúl Muñoz Leos, para asignar un contrato por 154 millones de dólares (mil 800 millones de pesos) para el alquiler de un barco grúa, propiedad de la empresa Oceanografía, que le daría servicio a las plataformas en la sonda marina de Campeche, del Proyecto Cantarell.

Entrevistado por Miguel Badillo a finales de 2004, Manuel Bribiesca Sahagún reconoció que sus parientes y él sí gestionan negocios ante dependencias federales; pues, según dice, “de algo tiene que vivir la familia”.

Manuel Bribiesca Sahagún (MBS) —Te debo decir que sí; mi hermano (Jorge) y mi tío (Guillermo) llamaron a Pemex para que le dieran un contrato a Oceanografía. Eso sí, siempre con apego a la legalidad, mediante concurso. Esa empresa dedicada a trabajos petroleros, mi hermano y mi tío conocen bien a los dueños. Así que no tiene nada de malo que soliciten en Pemex que se tome en cuenta a Oceanografía para ese contrato.

Badillo (B) —Pero Manuel, hablamos de un contrato de 160 millones de dólares. Y esto significa tráfico de influencias, porque lo hacen a cambio de una comisión. Tu familia puede verse involucrada en acusaciones de corrupción.

MBS —No, no, no. Nosotros no tenemos dinero y no hemos hecho ningún negocio sucio. Mi familia no tiene ni un quinto, que nos busquen.

B —Pero sí solicitaron el favor en la Dirección General de Pemex…

MBS —Sí. Ellos lo hicieron por la relación que tienen con los dueños de Oceanografía. Además, se trata de un negocio que la operación del buque significa sólo 60 millones de pesos, así que hay utilidades por 100 millones (de dólares).

B —Es mucho dinero…

MBS —Sí, y no hay nada ilícito.

B —A ti te acusan de introducir mercancías de contrabando al país…

MBS —No, no, de eso no hay nada, yo no tengo nada que ver con aduanas ni con Gil Díaz. No es mi amigo. Eso no es cierto, son difamaciones. Que nos busquen y no van a encontrar nada.

B —Entonces dices que no tienen dinero, que tu familia ¿no tiene recursos?

MBS —No tenemos nada. El hecho de que mi mamá y el presidente vivan en Los Pinos, no ha significado para nosotros tener dinero…

B —No tendría por qué…

MBS —Bueno, hasta nos quitaron la partida secreta, ya no les dan recursos…

B —Esa partida desapareció desde el quinto año de gobierno de Ernesto Zedillo, más que por honestidad como una necesidad para impedir que fueran investigados por el desvío de fondos públicos, como le sucedió a Carlos Salinas, pues a esa partida secreta se le asignaba una buena parte del presupuesto federal, y aunque no fuera auditada no significaba que podía usarse ilícitamente.

MBS —Pero por eso no tenemos dinero. Hasta el presidente Fox se ha opuesto a que nosotros nos acerquemos a Los Pinos, Tenemos prohibido hacer cualquier negocio que relacione a la Presidencia de la República, pero tenemos que ganarnos la vida, y no porque mi mamá viva con el presidente, nosotros vamos a dejar de trabajar.

B— ¿Tú hiciste negocios en Pemex?

MBS —No, nada tengo que ver allí, los que llamaron fueron mi hermano y mi tío. También a mí se me acusaba de tener negocios con Carlos Ahumada, pero eso no es cierto. Un día él me invitó a ver un partido de fútbol, de su equipo León, y yo asistí al palco y allí platicamos brevemente y nos tomaron fotos, pero nunca tuve una relación con él ni hice negocios.

B— ¿Entonces las acusaciones de corrupción en tu contra son falsas?

MBS —Sí, totalmente. Y si quieres saber de corrupción, de verdadera corrupción, debes investigar a Ramón Muñoz, lo que hace en Los Pinos. A Francisco Gil, en Hacienda…

B— ¿Qué han hecho?

MBS —Después hablamos de eso, por ahora te digo que no tengo nada ver con las acusaciones que me hacen. Sobre todo no tengo negocio alguno de qué avergonzarme.

B— ¿Y Gil Díaz?

MBS —Sólo te digo algo, investiga los depósitos multimillonarios que se han hecho en China.

Publicado: Octubre 2a quincena de 2006 | Año 5 | No. 66

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