La información publicada en la columna de Carlos Fernandez Vega en la Jornada, es de esos asuntos que nos hacen añicos el estomago y que nos dejan divagando sobre el porque tenemos que sostener en la administración pública a estas mismas pandillas que durante mas de 76 años han saqueado el patrimonio público, han hecho y deshecho sin dar cuentas, actuan en base a sus muy particulares intereses y sin ningún beneficio para el interes común.¿Será que el pueblo tendrá que esperar hasta el 2010 para enjuiciar en un Tribunal popular a toda esa basura que conforman los tres poderes, la television y los slim?
Jueves 12 de octubre de 2006
México SA
Carlos Fernández-Vega
A ese banco se lo obligó a participar en el rescate de consorcios que quebraron
Amediados de 2004, el presidente Vicente Fox anunció el "proceso de reinvención total" de la banca de desarrollo en México, aunque el objetivo central se limitó a lograr que el Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext) se fusionara con Nacional Financiera, comandada por Mario Laborín, uno de los cachorros del Grupo Monterrey en el gobierno del "cambio".
Felizmente la Comisión Permanente del Congreso rechazó la intentona, por considerarla "una solución inadecuada que lesiona aún más la capacidad del Estado mexicano y del sistema financiero para apoyar el desarrollo sostenido y equitativo de México... El Congreso estima que preservar estos dos bancos es un imperativo nacional, dado que la banca extranjera no apoya a la planta productiva. Liquidarlos o fusionarlos es privar al país de instrumentos eficaces de política".
No obstante la oportuna intervención legislativa, el gobierno federal se empeñó en desaparecer, por la vía de los hechos, al Bancomext, retirándole cualquier tipo de asignación presupuestal y trasladándole la responsabilidad de empréstitos autorizados por Los Pinos, más por razones políticas que financieras.
Así, de 1994 a 2005 el crédito de esta institución se desplomó 60 por ciento y la cartera vigente 63 por ciento, mientras se desmoronaban las utilidades hasta acumular 146 millones de dólares en pérdidas. Como siempre, a los trabajadores de la institución se les pasó la factura: la plantilla de personal se redujo 42 por ciento. En el sexenio foxista se aplicaron cuatro recortes. Además, se cerraron consejerías en el exterior, módulos comerciales y centros de operación en diversos estados de la República, debilitándose el capital humano y la infraestructura de apoyo integral a la cadena producción-exportación.
El gobierno federal ''obligó a seguir ese camino, pero nunca se preocupó por resolver el quid del asunto: la ausencia de una política industrial y de competitividad sistémica, combinada con la creencia de que, por razones de costos, era conveniente fusionar o desaparecer al Bancomext. Esta creencia derivó en acciones y omisiones que redujeron sensiblemente la histórica contribución de la banca pública al desarrollo económico'', como lo subrayan el Sindicato Unico y Democrático de los Trabajadores y de la Asociación de Jubilados y Pensionados del Banco Nacional de Comercio Exterior.
El impulso de la actividad exportadora, pues, se vio mermada por un gobierno que presumía lo "fuertes que somos" en este renglón. De 1994 a 2005 el financiamiento de la banca comercial al sector privado, como porcentaje del PIB, se desplomó de 43 a 8 por ciento, pero sus utilidades netas -especialmente a partir de 2000- crecieron como la espuma.
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