Columna Astillero.Publicada en la Jornada
Jueves 26 de octubre de 2006
Julio Hernández López
La hora de Oaxaca
¿Violencia inevitable?
Presencia de la Otratele
La izquierda bonita
Durante meses, los mexicanos hemos visto a las autoridades gubernamentales y partidistas jugar con fuego en Oaxaca. Convertido en moneda de intercambio político, el conflicto sureño ha servido para que los priístas chantajeen a Fox y a Calderón, para que el presidente de salida le juegue una vez más el dedo en la boca al entrante y para que los perredistas, y en especial el lopezobradorismo, demuestren cuán lejos están de las luchas sociales verdaderas y cuán entrampados siguen en el mercadeo electoral.
Centralistas unos, distantes otros, envenenada una buena parte de la población por la propaganda electoral divisoria y conservadora que el calderonismo impuso, pareciera que sin remedio alguno los ciudadanos estuviesen en espera de un desenlace sangriento inevitable. Crónica de una masacre anunciada, a unas horas de que se venza el ultimátum dado por la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) para que Ulises Ruiz renuncie y de que los maestros de la sección 22 del SNTE decidan si aceptan la zanahoria presupuestal gordillista que les ofrecen o se mantienen en lucha hasta que caiga el citado Ruiz.
Los culpables de que Oaxaca esté en ruta de desastre se lavan diariamente las manos. Vicente No-x (no informó, no dio el Grito, no presidirá el desfile deportivo) quiere que las manos limpias de Felipe sean las que corran el riesgo de mancharse; Carlos Marina Abascal y el almirante Peyrot se encomiendan al Altísimo y al Bajísimo Mundo en espera de que les sea permitido ejecutar una necesaria limpieza ideológica en tierra de indios, y Felipe Calderón sigue con su discurso legalista en espera de que el jefe Chente le deje tomar alguna decisión importante antes del 1º de diciembre.
Pero han sido los políticos electoreros quienes con su ineficacia y mezquindad han permitido que un conflicto manejable se convirtiera en la bomba muy difícil de desactivar. Políticos necios que acusan a Oaxaca sin razón... Y, en el colmo de la insensibilidad y de la desmemoria histórica, asustados por el tamaño de su involuntaria creación, esos culpables institucionales creen llegado el momento de usar la fuerza del Estado, olvidando que la legitimidad del uso de ésta proviene de convenios sociales aceptados y que su aparición es justificable cuando le antecede un verdadero ejercicio político que no tuviese más alternativa
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