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04 noviembre 2008

Las viejas prácticas empresariales...aún vigentes

Astillero
Julio Hernández López
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx

■ Si no pueden... que devuelvan los impuestos

El empresario Alejandro Martí ha agregado un elemento de fundada suspicacia al de por sí extraño manto de abigarrados intereses que en el pasado agosto convirtieron un deplorable suceso de grave inseguridad pública en un peculiar proceso de blanca y silenciosa protesta masiva. Utilizado el hecho por el gobierno federal, y explotado el sentimentalismo inherente para impulsar campañas mediáticas de unidad nacional y lucha cerrada por un “¡México!” sin partidismos ni discusiones (justamente cuando más vivas eran la discusión y la preparación de la defensa del petróleo), ahora resulta que el actor central, el dueño de las tiendas deportivas Martí y los gimnasios Sport City, ha estado buscando por la vía judicial que se le dé un trato de privilegio fiscal como el que en 2001 permitió a los dueños de Banamex –específicamente al empresario Roberto Hernández, siempre relacionado con ayudas importantes a campañas electorales y a gobernantes comodinos– realizar una venta de miles de millones de dólares sin pagar un centavo de impuestos al Estado mexicano.

El discurso y la postura de Martí se desgastan al saber que, a pesar de la desgracia familiar que le dio celebridad pública, persiste en una de las prácticas empresariales que más han creado las condiciones de desigualdad social que en una de sus vertientes producen a su vez violencia como la que terminó con la vida de un adolescente secuestrado. Los dueños de los grandes capitales se han especializado en México en quitar dinero a las estructuras públicas, ya sea mediante tretas de elusión fiscal o mediante abiertas maniobras de conversión de la riqueza colectiva en “negocios” legales que dejan injustas ganancias a esos privilegiados.

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