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18 noviembre 2008

■ G-20: Estados Unidos y Gran Bretaña buscan que los salve el mundo

Bajo la Lupa
Alfredo Jalife-Rahme

Salvo un milagro, no se espera mucho de la cumbre del G-20, cuando el mismo anfitrión ignora en forma increíble su significado (ver Bajo la Lupa, 12/11/08), y Gran Bretaña ha puesto sus límites a las tan solicitadas “regulación” y “reformas” al caduco sistema financiero internacional que domina la dupla anglosajona y, por extensión, el G-7.

Pareciera que el régimen torturador bushiano y el premier británico Gordon Brown buscan que el mundo refinancie su casino financiero totalmente quebrado.

Mientras Baby Bush se afianza en su catatonia, Brown está dispuesto a ceder una minoría de los activos bursátiles de su insolvente banca a las petromonarquías árabes (fortalecidas con sus “fondos soberanos de riqueza”), en espera de mejores tiempos para expulsarlas “soberanamente” a patadas, pero nunca concederá el control total de sus empresas ni, mucho menos, aceptará una reforma regulatoria a su “contabilidad invisible” en sus “paraísos fiscales” (Hernsey, Guernsey y Isle of Man) donde se practica generosamente el blanqueo. Sería como pronunciar la muerte oficial de Gran Bretaña, que preferirá mejor empujar a Estados Unidos e Israel a una tercera guerra mundial.

Por desgracia, son los vencedores de las guerras desde hace siglos (Holanda, Gran Bretaña y Estados Unidos) quienes han impuesto el “nuevo orden financiero” que más conviene a sus intereses corporativos, según ilustra el libro Caos y orden en el sistema-mundo moderno, de nuestro amigo Giovanni Arrighi.

Estados Unidos y Gran Bretaña desean aplicar la modalidad inversa del “síndrome Sansón”, algo así como: “si no quieren caerse con nosotros, entonces, sálvennos con sus reservas de divisas”.

Las reformas de Bretton Woods de 1944 fueron impuestas por Estados Unidos y Gran Bretaña en vísperas de concluir la Segunda Guerra Mundial. En estos momentos, esos dos países e Israel han perdido algunas guerras (Irak, Afganistán y Líbano), que han acelerado su decadencia, pero aún no sufren una derrota definitiva que los obligue a adoptar sin chistar las condiciones de Europa continental y del BRIC (Brasil, Rusia, India y China).

Sería muy ingenuo esperar un acto de generosidad humanista de parte de Estados Unidos y Gran Bretaña para aceptar un “nuevo Bretton Woods” que afecte sus intereses.

Rusia, que Estados Unidos y Gran Bretaña desean aislar (como también a Francia), tampoco aceptará la edulcoración de la anglósfera liderada por la City y Wall Street con el fin de preservar su hegemonía financiera global.

Ante la Asamblea Federal de la Federación Rusa, Dimitri Medvediev expresó que su país sobrevivirá al tsunami financiero estadounidense (Ria Novosti, 5/11/08). Cabe señalar que Rusia ha sido presa de una genuina “guerra financiera” desde la City, que ha desestabilizado sus finanzas, poniendo en jaque a su bolsa y al rublo. Baste leer la prensa británica para percatarse de la feroz campaña en contra de las vulnerables finanzas de Moscú, pese a sus sólidos parámetros económicos.

Dimitri Medvediev señaló que la determinación de supervivencia de Rusia, que no hay que olvidar es la única competidora nuclear de Estados Unidos, pasa por la abolición del sistema financiero global, hoy totalmente fracasado, pero que la dupla anglosajona desea imponer al mundo entero para su beneficio unilateral. mencionó que su país había preparado sus propuestas para la Cumbre del G-20.Vamos a ver qué tanto les hace caso Baby Bush.

En forma interesante, correlacionó la crisis financiera global con el ataque de Georgia a Osetia del Sur, apuntalado por Estados Unidos y Gran Bretaña, los cuales catalogó como los dos grandes eventos de 2008.

Explicó que posteriormente a la “barbárica agresión” a Osetia del Sur, la OTAN movilizó sus navíos al Mar Negro, mientras Estados Unidos intensificó su despliegue misilístico antibalístico (ABM, por sus siglas en inglés) en Europa del Este, lo que ha desestabilizado los fundamentos del orden global.

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