Publicado en la Jornada.31.08.06
Adolfo Sánchez Rebolledo
Vicente Fox: un presidente agónico
Antes de ir al Congreso a presentar su informe, el presidente Fox se encomendará a la Virgen de Guadalupe, como hizo al tomar posesión. En la Basílica hará el balance íntimo de los últimos años y luego se dirigirá a la realidad, es decir, al infierno. En seis años, el presidente de la alternacia dilapidó el llamado "bono democrático", las esperanzas de millones en el cambio y ahora nos deja un país más dividido, marcado por el influjo del clasismo, el temor irracional a la revuelta de los de abajo y la incertidumbre sobre el futuro: el espíritu democrático del año 2000 se trocó en la intolerancia de hoy, en las tentaciones represivas que no son ajenas a las elites.
El presidente Fox hizo esfuerzos inauditos para no gobernar, es decir, para eludir la responsabilidad de representar en cada conflicto el interés general. O peor, para hacer de la abstención política (la suya, claro) una línea a favor de ciertos privilegios. "Y, ¿yo por qué?", responde a quienes piden la intervención presidencial para frenar el despojo de las instalaciones de Canal 40.
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