Publicado en la Jornada
México SA
Carlos Fernández-Vega
Tricio Haro y sus vacas
La Comisión Nacional del Agua da permisos para que empresas acaben con mantos acuíferos
Valle El Hundido, al noreste de la reserva de la biosfera de Cuatrociénegas, Coahuila, donde se autorizó la explotación de 250 pozos Foto Luis Eguiarte
El Grupo Industrial Lala tiene suerte porque, entre otras gracias divinas, las autoridades federales le permiten secar los mantos acuíferos de la zona Lagunera y de otras áreas de la República, acapara el 40 por ciento del mercado nacional de leche, es el primer consorcio lechero del país y principal abastecedor -por adjudicación directa, sin la monserga de las licitaciones- de Liconsa, la institución encargada del abasto popular del lácteo, supuestamente subsidiado.
Este corporativo, encabezado por Eduardo Tricio Haro, es uno de los que más permisos de explotación de mantos acuíferos tiene en su cartera, autorizaciones que palomea la Comisión Nacional del Agua, presidida por Cristóbal Jaime Jáquez, quien por una casualidad de la vida hasta el 30 de noviembre de 2000 -víspera de la llegada del "cambio"- fue director general del Grupo Industrial Lala. Ello, no obstante que el empresario y su familia apostaron, en 2000, a la candidatura de Francisco Labastida Ochoa, a la cual aportaron una generosa cantidad monetaria.
Este corporativo, encabezado por Eduardo Tricio Haro, es uno de los que más permisos de explotación de mantos acuíferos tiene en su cartera, autorizaciones que palomea la Comisión Nacional del Agua, presidida por Cristóbal Jaime Jáquez, quien por una casualidad de la vida hasta el 30 de noviembre de 2000 -víspera de la llegada del "cambio"- fue director general del Grupo Industrial Lala. Ello, no obstante que el empresario y su familia apostaron, en 2000, a la candidatura de Francisco Labastida Ochoa, a la cual aportaron una generosa cantidad monetaria.
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