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11 agosto 2006

El cochinero

Luis Javier Garrido

La pretensión de Vicente Fox de imponer en 2006 en la silla presidencial a su sucesor, utilizando de manera ilegal toda la fuerza del Estado y pretendiendo hacer creer que el proceso electoral era democrático, fracasó estrepitosamente desde mucho antes de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación empezara actuar a todas luces bajo la consigna de convalidar el fraude.

1. El anuncio del tribunal de que se negaría a hacer un recuento "voto por voto" de la elección presidencial, a pesar de las evidencias de fraude, anunciando, para cubrir las formas, que en su lugar se abrirían 11 mil 839 casillas (9.07 por ciento de las 130 mil 477 instaladas), constituye una decisión política y no jurídica, y no hace sino agravar la crisis en la que se halla inmerso el país. Los magistrados de la sala superior tenían conforme al marco legal vigente facultades para hacerlo, y su sumisión al gobierno foxista, anteponiendo las exigencias de los extremistas de derecha que se han apoderado del aparato estatal a los intereses de la República, constituye un hecho de vergüenza que deteriora aún más la vida institucional de México.

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