Bombardeo dirigido
Justificar represiones
Corrección política
Unidad Prianista
Julio Hernández López
Las explosiones de ayer abonan el camino a la represión política. Las derrotas gubernamentales frente a masas oaxaqueñas podrían buscar venganza selectiva mediante acusaciones de terrorismo contra líderes políticamente insurrectos. Por lo pronto, se prepara a la población televisivamente manipulable para que aplauda todo acto de mano dura que ponga fin a acciones que estarían atentando contra la paz y el orden públicos. Y la mira del miedo institucional no está puesta solamente en el conflicto sureño sino, también, preventivamente, en las movilizaciones de seguidores de López Obrador que pretenderán impedir la toma formal de posesión de FelIFE Calderón./
Bombazos, supuestamente reivindicados por cinco organizaciones guerrilleras, que muy bien servirán para cerrar el puño y justificar abusos. Detonaciones políticamente correctas: un banco, pero no el Bancomer de los aliados españoles ni el Banamex comprado a un financista Amigo de Fox (y de Calderón); un ente electoral, pero no el amado IFE donde Luis Carlos Uh Fraude trata de seguir prestando servicios de adulteración electoral, sino el Trife en transición; y un partido, pero no el PAN en el poder sino el PRI agónico que es usado para sugerir que los estallidos están relacionados con Oaxaca./
La historia de las represiones gubernamentales tiene muchos ejemplos de provocaciones montadas. En estos momentos, el gobierno federal necesita justificaciones para pasar a un grado más agresivo de confrontación con movimientos sociales a los que no ha podido controlar mediante estrategias políticas. La displicencia foxista que se va, y el despecho calderonista que llega (con Jorge Tello Peón como comandante en jefe de asuntos policiacos y de seguridad), han fracasado en el tratamiento del asunto Oaxaca. La peor demostración de esa derrota ha sido el envío de tropas federales a la entidad, creyendo que mediante el uso de la fuerza podrían encontrar salida a un cuadro de problemas políticos y sociales acumulados. Fox, es decir, Calderón, convirtió a la PFP en su brazo político, y hoy, cuando los toletes y los gases no logran someter a la población, se exploran las posibilidades represivas, mediante expedientes de inteligencia civil y militar filtrados a columnistas manejables –poner el dedo periodístico sobre alguien hará que “nadie” se asombre si ese alguien sufre un accidente o es detenido o desaparece- y creando “motivos” para que pueda intentarse el cumplimiento de doscientas órdenes de aprehensión contra líderes de la APPO que están listas para ser ejecutadas en cuanto los políticos-policías así lo decidan./
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