Están en escuelas, en hospitales vacíos, en corredores y mezquitas, y en las calles. Refugiados musulmanes chiítas del sur de Líbano, obligados a salir de sus casas por los israelíes, llegan a Sidón por millares, son atendidos por musulmanes sunitas y luego enviados al norte para unirse a los 600 mil desplazados libaneses en Beirut. Más de 34 mil han pasado por aquí en estos cuatro días, una oleada de miseria y furia. Llevará años restañar sus heridas, y se necesitarán millones de dólares para reparar los daños a sus propiedades.
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