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México SA
Carlos Fernández-Vega
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■ Camino hacia otro sexenio perdido
Fachada del Bank of America en Nueva York. El banco acordó la recompra de 4 mil 700 millones en garantías de seguro, instrumento que afectó a miles de clientes cuyas debido a que las inversiones fueron de riesgo, informaron ayer autoridades reguladoras
Foto: Ap
Antes que ofrecer una versión medianamente creíble sobre el por qué de su exasperante lentitud ante el azote económico-financiero que zarandea al país, el inquilino de Los Pinos y su eficiente equipo prefieren justificar: la crisis viene de afuera, la importamos, no somos los causantes, no nos echen la culpa, no fuimos nosotros, aquí no pasa nada.
Y tan nada pasa, que ayer a media jornada el tipo de cambio del peso frente al dólar rebasó las 14 unidades por billete verde –ese sí un hecho histórico– que obligó al Banco de México a meter la mano en el mercado cambiario: 2 mil 500 millones de dólares de las incólumes reservas para paliar el deterioro, acción que si bien hizo recular la cotización no logró que ésta fuera menor a la de la víspera. Con todo, la devaluación acumulada en los últimos dos meses sobrepasa 24 por ciento.
Nada pasa, dicen, pero en el mejor de los casos y si las cosas no empeoran –lo cual es dudosos sostener– la economía mexicana “crecería” 2.1 por ciento en 2008, 43 por ciento menos que la estimación original del gobierno calderonista y 56 por ciento por abajo con respecto al resultado de 2006, de acuerdo con la más reciente proyección del Fondo Monetario Internacional, quien no se quedó allí: para 2009 prevé que el “incremento” en el PIB mexicano no pase de 1.8 por ciento. De concretarse las predicciones del FMI, uno de los costos más drásticos en el bienio sería en generación de empleos: alrededor de 700 mil de ellos dejarían de crearse, independientemente de los existentes que lleguen a cancelarse por el efecto de la crisis.
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