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11 marzo 2008

■ Juan Camilo inocente: no trafica influencias, sólo aprovecha el poder del cargo

México SA
Carlos Fernández-Vega
cfvmx@yahoo.com.mx • cfv@prodigy.net.mx

El gusto le viene de cuando era crío, y con el correr del tiempo le agarró cariño a la práctica. Así, por lo visto, de niño Juan Camilo Mouriño coleccionaba estampitas, de joven empresas, hasta sumar 80 según su dicho, de adulto muchas gasolineras, billetes e influencia con los amigos prometedores, y de funcionario contratos públicos al por mayor, en beneficio de su propia hacienda. Coleccionar, pues, es su debilidad.

Y como le agarró gusto al gusto, ahora Iván el breve colecciona violaciones a cuando menos tres leyes que delimitan las responsabilidades de los servidores públicos, ilícitos consecuencia de su pasión por los jugosos contratos públicos (obtenidos vía democrática adjudicación directa) que alimentan sus otros deleites.

Resulta que no eran tres los contratos firmados por el empresario-funcionario con Pemex-Refinación (sin considerar las franquicias para sus 38 gasolineras en cinco estados de la República), sino siete, y contando. Además de los tres denunciados por Andrés Manuel López Obrador el pasado 24 de febrero, han salido a la luz pública otros cuatro: dos divulgados por el propio AMLO y otra parejita difundida por el partido Convergencia. La constante es que Mouriño firma como apoderado legal y accionista de la empresa Transportes Especializados Ivancar, al tiempo que ejercía, según la fecha, como presidente de la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados y/o funcionario de la Secretaría Energía, en ambos casos de la mano de Felipe Calderón.

Para justificar su firma en los contratos públicos, al otrora niño coleccionista de estampitas no se le ocurrió mejor idea que pretextar que “lleva mucho tiempo hacer los trámites para dejar el cargo de apoderado legal de Ivancar”, pues “ya había renunciado a mis acciones”. Si las cosas se hacen como deben, en 15 días Juan Camilo legalmente habría cancelado su nombramiento como apoderado legal de Ivancar, según la Ley de Sociedades Mercantiles, pero como la de Iván es una mentira, simplemente la disfrazó de justificación.
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