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03 septiembre 2011

Mientras el espurio apendeja a los mexicanos con su guerrita, sin hacer ruido desvalija a pemex


Conociendo al socio de pemex-calderon-repsol

Luis del Rivero | Presidente del grupo Sacyr
Un ingeniero de caminos con dientes de tiburón

Si hubiese nacido en Estados Unidos sería una plasmación viva del 'sueño americano'. Esto es, la posibilidad de alcanzar las metas más elevadas partiendo del lugar más modesto. Y es que Luis del Rivero, que mastica estos días la posibilidad de realizar el asalto final a Repsol, de una de las primeras multinacionales españolas, nació en Murcia en 1950 en el seno de una familia de clase media y, aunque se sienta en el sillón de la presidencia de la tercera constructora española por su valor en Bolsa, sus comienzos fueron los de un discreto jefe de obra en Hiceosa, una pequeña empresa especializada en cimentaciones.

Ingeniero de Caminos de formación, a Del Rivero se le reconocen dos atributos singulares: una ambición sin límites y una curiosa habilidad para tender puentes -de esos que no se estudian en la escuela del ramo- con la clase política y con el poder económico. En el terreno personal, apuntan quienes le conocen, su mundo gira entre la pasión por el Real Madrid, el mus y los coches modernos o de época.

Lo que hoy es un imperio de la construcción y la promoción inmobiliaria -Vallehermoso-, con inversiones tan relumbrantes como ese 20% que controla en Repsol, nació con apenas 240.000 euros en 1986. Ese fue el capital que invirtió junto a otros dos excompañeros de fatigas, con los que había coincidido como empleado de Ferrovial, para fundar Sacyr y empezar la construcción de un auténtico castillo que ha podido sobrevivir, al menos hasta el momento, a los rigores de la crisis y la burbuja inmobiliaria.

Juegos de riesgo
Repsol no es el primer asalto y quizá tampoco sea el último. Una mañana de finales de 2004, Del Rivero se sentó frente al entonces vicepresidente del BBVA, José Ignacio Goirigolzarri, para, sin anestesia ni aviso previo, comunicarle que había decidido tomar el control del banco, que tenía el «apoyo de Moncloa», que Francisco González tenía los días contados como presidente de la entidad y que contaba con él para dirigir la nave. Midió mal. González no escatimó esfuerzos para pintar la imagen de un constructor de pocos escrúpulos que buscaba, poco más o menos, tener una posición de privilegio para usar los fondos del banco en su beneficio propio.
Dos años más tarde, de la mano de un grupo de bancos liderados por el Santander, Del Rivero consiguió un 'creditón' que le permitió comprar el 20% de Repsol para convertirse así en su principal accionista, por delante de La Caixa. No son pocos los que sospechan que, precisamente, es ese crédito el que le quita el sueño y el que le ha obligado a hacer este nuevo movimiento de riesgo, ya que el descenso de la cotización de las acciones de la petrolera le obligaba a aportar garantías adicionales. También la premura de los tiempos políticos ha podido tener su importancia, ya que nadie duda de que el todavía ministro de Industria, Miguel Sebastián, es uno de sus principales apoyos institucionales.

Su aliado, la mexicana Pemex, tiene músculo y parece decidida a salir del aparente ostracismo en el que se mantenía desde hace casi dos décadas en el accionariado de Repsol. Una posición que alcanzó al permutar las acciones -algo más del 60%- que poseía en la refinería vasca Petronor.
publicado en el correo.com

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