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31 enero 2007

UE: Debate sobre las elecciones mexicanas


(El franquista José Ignacio Salafranca)

Foto: benjamín flores

Bruselas (apro).- El debate sobre el desempeño de la misión de observación europea en las pasadas elecciones presidenciales mexicanas, derivó en un fuerte intercambio verbal entre miembros del Parlamento Europeo y descalificaciones contra la prensa, por lo que abruptamente decidió suspenderse para evitar que se calentaran todavía más los ánimos.

La tarde del pasado miércoles, el eurodiputado español José Ignacio Salafranca presentó a la delegación para México del Parlamento Europeo un resumen de la actuación de la misión de observación que envió a México la Unión Europea (UE), cuya jefatura ocupó él por designación de la comisaria de Exteriores, Benita Ferrero-Waldner.

A diferencia de la anterior reunión de la delegación, en noviembre, que tuvo que ser cancelada por falta de asistencia, en esta ocasión la sala de discusión lucía concurrida con casi unas 30 personas, entre eurodiputados, sus asistentes y funcionarios de la Comisión Europea y la embajada mexicana en esta ciudad.

La presidenta de delegación, la socialista alemana Erika Mann, inició la sesión comentando la “difícil situación de Oaxaca”, para después abordar en forma breve el viaje que, en febrero próximo, harán eurodiputados a Puebla, advirtiendo que van a rechazar encontrarse con el gobernador de esa entidad, Mario Marín, “por recomendación de gente a nuestro alrededor”.

Luego pasó al punto central de la agenda. Salafranca, del Grupo del Partido Popular Europeo, hizo una síntesis acerca de cómo se desenvolvieron los comicios mexicanos (“que podrían ser objeto de un libro”, dijo) y la actuación de la misión europea.

El español reconoció que se habían dado episodios difíciles por lo reñido del resultado, pero aseguró que la misión había cumplido su tarea “cabalmente”, con transparencia y neutralidad. Acabó recordando a los asistentes su vasta experiencia en la materia.

El eurodiputado alemán Wolf Klintz, del Grupo de la Alianza de los demócratas y los liberales, dijo que las votaciones son cada vez más parejas en el mundo, por lo que la misión podría haber hecho más antes de que estallara el problema en México.

Salafranca explicó que las campañas mexicanas duran “muchísimo”, y dijo que, de todos modos, no podían haber llegado antes de junio porque el gobierno mexicano y el Instituto Federal Electoral (IFE) habían tardado en garantizar el acuerdo concerniente a la seguridad de los observadores.

El problema de fondo, subrayó Salafranca, había sido que “uno de los candidatos” no había respetado el pacto de civilidad por el que los aspirantes presidenciales se comprometían a acatar los resultados.

Eva Lichtenberger fue al grano: “De acuerdo con nuestras fuentes, ha causado irritación que, antes de los resultados definitivos, se haya manifestado que todo había ocurrido de manera satisfactoria. No se puede dar una opinión antes del final de la contienda”. Agregó: “Una misión de observación debe ser objetiva y, en el caso de México, no parecía reflejarse la realidad. Tenía que haberse planteado el momento de publicar (el comunicado preliminar de la misión)”.

La revista Proceso publicó en su momento la historia de cómo dicha misión jugó un importante rol en las felicitaciones que ciertos organismos europeos enviaron a Calderón antes de conocerse los resultados definitivos del Tribunal Federal Electoral. El periódico británico The Guardian cuestionó, por su parte, la supuesta neutralidad de Salafranca en las misiones de observación bajo su responsabilidad.

Molesto, Salafranca respondió a la eurodiputada austriaca, del Grupo de los Verdes, que él “nunca” había “felicitado” a Calderón en los comunicados del 3 y 7 de julio: “¡Dígame en dónde lo digo!”, exclamaba mientras agitaba una hoja de papel.

Las críticas, sin embargo, apuntaban a que el 3 de julio, en plena incertidumbre tras la polémica decisión del IFE de suspender la difusión del conteo de votos, la misión declaraba que la elección presidencial “había sido un proceso competitivo, transparente y, en general, bien administrado”, y hacía referencia a “altas dosis de apertura, imparcialidad y profesionalismo”.

La eurodiputada buscaba hacerse escuchar sin lograrlo. Salafranca continuaba: “Tomé la decisión personal de felicitarlo (a Calderón) después de que el IFE dio los resultados. Antes de hacerlo, hablé con los embajadores europeos en México. ¡Revise sus fuentes de información!”.

Cuando al fin pudo, Lichtenberger respondió que, “por supuesto”, sus fuentes de información “no son las oficiales”, y señaló entre otras la prensa.
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