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11 mayo 2006
''Ni encerradas nos vamos a callar'': detenidas
PUBLICADO EN LA JORNADA. 11.05.06
ISRAEL DAVILA CORRESPONSAL
Informe del Centro Pro sobre Atenco. En la gráfica, Luisa Pérez y Edgar Cortez Foto Marco Peláez
Almoloya de Juarez, Mex., 10 de mayo. "No nos vamos a callar, no vamos a dejar de luchar, que les quede claro, aunque sea aquí encerradas no nos vamos a callar", afirmaba Mariana Selvas, mientras escuchaba el auto de formal prisión que le imponía el juez segundo penal de Toluca, Jaime Maldonado, por secuestro y ataques a las vías generales de comunicación.
Era el primer contacto con el mundo exterior tras una semana de estar casi incomunicadas en Santiaguito, donde las recluyeron tras su detención en Atenco, el miércoles y jueves pasado. "Quisiera que alguno de ustedes hubiera estado en nuestros zapatos sólo unos minutos para que vieran la brutalidad con que fuimos tratadas; minutos que para nosotros fueron horas en las que nos violaron, nos golperaron y nos robaron", decía otra reclusa, quien dijo haber sido víctima del abuso sexual de los "perros que nos trasladaron a Toluca".
Kent Lueders Monsiváis, joven alemán naturalizado mexicano, quien se encontraba en Atenco para realizar un trabajo el pasado 3 de mayo, denunció: "Nos acaban de cambiar la ropa, nos pusieron estos trajes azules antes de venir a la rejilla. ¿Por qué no nos dejaron las ropas ensangrentadas, las que traíamos desde que fuimos brutalmente golpeados? ¿Acaso será porque están llenas de sangre?"
Lorena Camacho, hermana de Damián, académico detenido Foto Carlos Ramos Mamahua
Las mujeres que fueron detenidas injustamente el día del operativo, y que son madres, aprovecharon la diligencia para entregar cartas a los abogados dirigidas a sus hijos. En ellas les decían: "Hasta el momento les hemos brindado lo mejor como madres; creemos que tienen la base para seguir preparándose, para formar un mundo mejor. Les queremos decir que los adoramos, que son nuestro tesoro y que en este momento están demostrando que no rendirse es el lema".
El personal del juzgado, atónito, continuaba con la lectura de los autos, a pesar de las consignas que se escuchaban tras las rejas. Los abogados defensores, incrédulos leían carta tras carta que les entregaban en mano sus "compañeros encarcelados". Muchas misivas refrendaban la versión de los excesos cometidos por la policía.
"Cuando me subieron al camión me tomaron fotos y de inmediato me manosearon los pechos, me tomaron de la cara y me metían los dedos a la boca, querían que los chupara, me obligaron a hacerles sexo oral a tres personas que me mancharon de semen el suéter, otros se masturbaban, al final me amenazaron que si yo decía algo me iban a romper la puta madre", relata Gabriela, en una carta manuscrita que le entregó a su abogado defensor.
Otras confirmaban que por lo menos 14 permanecen el huelga de hambre. Entre ellas se encuentran María Patricia Romero, a quien le fue dictado auto de formal prisión; Edith Rosales Gutiérrez, que corrió con la misma suerte; Bárbara Italia Méndez Romero, quien alcanza fianza, y Mariana Selvas Gómez, que repetía: "Ni aquí adentro nos van a callar".
Sus compañeros las apoyaban. Argumentaban que su único delito era pensar y defenderse de los abusos.
De repente, uno soltó: "Que digan dónde están los muertos, los que fueron a tirar a los ríos como animales. Que cuenten cómo nos detuvieron, cómo nos apilaron en los camiones de granaderos, en camionetas pick-up, donde se nos terminó de poner en la madre; aquí en el penal fuimos asaltados. Nos volvieron a golpear. Todo fue una estrategia para meternos en la cárcel; el sistema de gobierno está temblando, por eso nos tratan así".
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