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06 febrero 2008

La pulverización de Pemex

México SA

Carlos Fernández-Vega
cfvmx@yahoo.com.mx • cfv@prodigy.net.mx

Genaro Borrego y la pulverización de Pemex

En 2005 el entonces senador priísta hizo su plan para abrir la petrolera a la IP

Agárrense, mortales mexicanos, porque el “navío de gran calado” (Calderón dixit), prendido con alfileres, se desplaza entre crecientes olas en este inicio de tormenta recesiva, cuyo efecto sería “peor que el de 2001”, año en el que la primera sacudida de este tipo con baby Bush en la Casa Blanca (el “atorón”, como le llamó Fox) se tradujo en una estrepitosa caída de la economía nacional, por mucho que desde Los Pinos se insistiera en aquello de la “solidez”.

La correduría Merrill Lynch fue la encargada de oficializar lo que en el reciente Foro de Davos quedó más claro que el agua –menos para el discurso del gobierno mexicano–, es decir, que la recesión estadunidense ya está aquí, que su impacto en la economía mundial (en especial a los países más dependientes, México entre ellos) será severo y que “se trata de un bajón peor que el de 2001”, según sus propios términos.

Lo anterior sólo confirma la información sobre la severa caída reportada en distintos indicadores de la actividad económica estadunidense (banca, construcción, comercio, turismo, productos no manufactureros, entre otros) y fortalece los ingratos pronósticos sobre la implícita onda expansiva para la economía mundial,

Ante ese panorama, los principales centros bursátiles del planeta reportaron caídas, que arrastraron a los pequeños mercados bursátiles como el mexicano, cuyo principal indicador se desplomó 4.56 por ciento. Entre los grandes perdedores de ayer en la Bolsa Mexicana de Valores destacaron las acciones del Grupo Cemex (-8.07 por ciento), Citigroup-Banamex (-7.71) y BBVA-Bancomer (-7.39).

Si a lo anterior se suma el negro panorama para el sector manufacturero (alrededor de 85 por ciento de las exportaciones mexicanas corresponden a esta categoría) se alcanza a ver la “solidez” del discurso del inquilino de Los Pinos y su “navío –de papel– de gran calado”. Y esto apenas comienza.

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