Bajo la Lupa
Alfredo Jalife-Rahme
Las primeras planas de diarios británicos de ayer, en Londres, dan cuenta del segundo día consecutivo de debacle de las bolsas mundiales ante el temor por la recesión estadunidense
Foto: Ap
En medio del desplome global bursátil, ya muy anunciado sobre el cual hasta da pereza ahondar, la reunión anual del delirante cuan hilarante Foro Económico (sic) de Davos, que de por sí se encontraba en agonía, ha exhibido su patética irrelevancia.
Por lo menos Davos seguirá siendo un centro de esquí, mientras las otras plazas de la “globalización pirata” –es decir, la desregulada “globalización financiera” (que no “económica”) israelí-anglosajona de la parasitaria plutocracia neofeudal y su “contabilidad invisible” en los “paraísos fiscales”–, como Wall Street, la City y Francfort (para citar las relevantes; no vamos a perder el tiempo con las cómicas “bolsas” de Madrid y de la ciudad de México), no servirán para realizar ningún deporte que no sea la excavación de sus ruinas de “papel-chatarra” acumulado en casi dos décadas de alquimia impuesta por sus sicóticos brujos-aprendices a cargo de sus bancos centrales monetaristas, hoy en plena desintegración.
No se trata de una “crisis” ordinaria (el punto de inflexión entre la vida y la muerte) a la que nos tiene acostumbrado el “mercado” capitalista monetarista, sino del “fin de una era” –el imperio del dolarcentrismo– que ha puesto en la picota a su piratería global que se expresó en la más radical de sus excrecencias centralbanquistas: la globalización financiera israelí-anglosajona.
El problema no proviene del manicomio monetarista fiscalista (¿qué de peor se podía esperar de gente tan ignorantemente ahistórica y fanáticamente ultrarreduccionista?), sino de la irresponsable cuan inexistente clase política “global” que se esfumó alarmantemente frente a las alucinantes “leyes (sic)” esotéricas del sicótico “mercado”.
Gran parte de la culpa recae en los irresponsables multimedia “globales” –lo cual obliga a repensar la posesión, uso y abuso de las “concesiones” como el nuevo frente de batalla de la democracia ciudadana del siglo XXI–, quienes engañaron hasta el cansancio a una población valetudinaria cuan ignara para propiciar artificialmente el efecto borrego de los “mercados” controlados por la banca israelí-anglosajona, hoy en plena putrefacción.
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