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29 enero 2008

Astillero

Julio Hernández López
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx

¿Pues ya ni modo?

Felipe: yo tuve un sueño

Lo dicho: Creel reculó

Mouriño prepara el terreno

El gerente general de PeMéxico, Felipe Vendedor, dio ayer el banderazo de salida a la competencia entre particulares que permitirá recolectar fondos de inversión (denominables, en esos mercados, “caballos de Troya”) para tratar de salvar de la crisis (inducida) al agónico enfermo (intencional) denominado industria petrolera nacional. Reunido con ingenieros civiles en un congreso, El Vendedor más Grande de Pemex insistió en su tesis gancho de que México está encaminado a ser un ganador y que él, que antes luchaba en el ring de los discursos con la fallida máscara de “Presidente del empleo”, ahora buscará que su sexenio sea el de “la infraestructura”.

Por ello, dijo F.C., “necesitamos, obviamente, que haya mucho, mucho más inversión en exploración, en explotación y desarrollo de Pemex, para que, precisamente, ésta pueda ser una industria, como lo ha hecho hasta ahora, garantizar el desarrollo del país para las próximas décadas” (los tropiezos felipeños de sintaxis han sido tomados de la página oficial de Los Pinos). La voz de arranque para la campaña de apertura de la principal paraestatal del país a capitales privados, nativos y extranjeros, es la formalización de un exceso del banquero mexicano (fue director de Banobras) que ahora encabeza ventas patrias de garaje: “Yo recuerdo en alguna ocasión que tuve la oportunidad de estar en el Colegio de Ingenieros, antes de ser presidente, poco antes, les dije que éste será el sexenio de la infraestructura en el país. Y al salir, comentando con alguno de mis colaboradores, me dijo, bueno, ¿no se nos habrá pasado la mano con eso?, y digo, pues ya ni modo”.

Pues ya ni modo: Felipe ha tenido un sueño, en el que no van paisanos pobres a Palacio Nacional a depositar guajolotes para pagar indemnizaciones a compañías petroleras extranjeras expropiadas de infraestructura y control (como en 1938), sino que, en esta versión calderónica inversa, los inversionistas extranjeros son convocados a acudir a la prolongación inmobiliaria del poder mexicano, Los Pinos, a volver a hacerse de la infraestructura de la industria energética nacional como primer paso para retomar control y ganancias aunque, obviamente, en esta fase inicial de reconquista todos los involucrados se esfuercen en asegurar que el petróleo seguirá siendo mexicano. Por ello, por ese sueño de reprivatización forastera, el Presidente de la República de Los Pinos se ha lanzado a afinar y disciplinar a sus huestes, como sucedió ayer en San Miguel Regla, Hidalgo, al inaugurar una reunión clave con diputados federales panistas. Allí, Sanedrac Orazal convocó a hacer un diagnóstico sobre el petróleo mexicano. ¡Oh, ¿qué hacer con él?!, preguntan los vendedores cuando ya tienen las operaciones a punto de cierre. Que luego no digan los mexicanos que no se les preguntó sobre lo que ya estaba a punto de suceder.

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