Por: Ismael Hernández Lujano
Fecha de publicación: 02/10/07
Un foro sobre la reforma constitucional en Venezuela organizado por el Movimiento Mexicano de Solidaridad con la Revolución Bolivariana fue la ocasión para que se reaviven las injurias de Carlos Fuentes contra Venezuela. El escenario era la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, asistieron el Embajador de Venezuela en México, Roy Chaderton, y cuatro diputados de la Asamblea nacional: Noeli Pocaterra, Elgildo Palau, Eríck Rodríguez y Jenny Cedeño. Con las conocidas excepciones, en la prensa mexicana no se le puso atención al tema de la charla ni a las muchas indicaciones que los invitados hicieron sobre los derechos de los pueblos indios en Venezuela y otros importantes asuntos. Sólo retomaron aquello que podía enfrentar a ambos países y atizar el odio de los enemigos de Chávez: la polémica del nuevo embajador con Carlos Fuentes.
Desde hace un par de años el escritor mexicano Carlos Fuentes no ha parado de insultar a Hugo Chávez. En 2006, en la presentación de un libro suyo en España califico a Chávez como un “payaso continental”. Según sus palabras “Hugo Chávez debe de dedicarse a los problemas de Venezuela, que bastantes problemas tiene. Más va a tener. Está creando problemas, no se está ocupando seriamente de su propio país. Que no se meta con los asuntos de México, no nos metemos en los asuntos de Venezuela, que sea más respetuoso, que sea más hombre”. El señor Fuentes pasa por alto que quien metió a Chávez en la campaña presidencial de 2006 en México fue el PAN. Antes de los “spots” en los que el PAN tacha de intolerante a Chávez, éste no había dicho no media palabra sobre los asuntos de México.
El más reciente insulto de Fuentes es que comparó a Chávez con Mussolini y con Hitler. En el mentado foro, el nuevo Embajador de Venezuela en México respondió. "Los superhéroes se caen. Este personaje abandonó la región más transparente, sufrió un cambio de piel, ahora tiene el aura de converso, y en su avanzada senilidad ha terminado convertido en un gringo viejo", dijo Chaderton con una fina ironía al utilizar títulos de las obras que han llevado a la fama al mexicano.
La reacción de la derecha mexicana, y la del propio Fuentes, no ha sido otra cosa que exaltar un chovinismo chato en el que defendemos a Fuentes porque, aunque esté equivocado, “es nuestro equivocado”. Fuentes se defiende diciendo que a los mexicanos no les agradan "los ataques de un embajador extranjero a un escritor mexicano de derecha, centro o izquierda". Para nada discute con argumentos sobre la situación de Venezuela, ni fundamenta sus anteriores opiniones sobre Chávez. Simplemente apela a que no se pueden permitir los “ataques” de un extranjero a un mexicano. Apelación a un patrioterismo simplón que anula toda discusión. Por otro lado afirma que Chaderton sólo es “un bufón del bufón” y que el no está de acuerdo ni con Bush ni con Chávez, que América merece alfo distinto a los dos.
Ya son varios los intelectuales que alguna vez fueron de izquierda y ya no lo son pero al conservar esa fama, al conservar el prestigio de libre pensadores, le son de gran utilidad a la derecha. Es el caso de Vargas Llosa, de González de Alba en México y de Teodoro Petkoff en Venezuela. Estos personajes son útiles porque sirven para censurar a la izquierda en nombre de “la verdadera izquierda”. Así tuvimos a Petkoff en México durante el conflicto con RCTV hablando, en nombre de una izquierda “verdadera”, de los horrores del chavismo. El modelo de este tipo de intelectual es el propio Octavio Paz. Lástima que Carlos Fuentes, en otro tiempo un gran crítico de la corrupción del PRI y de todo tipo de opresión, siga por la senda del gurú de la derecha intelectual mexicana.
Seríamos pesimistas si pensáramos que esa conversión es producto de la vejez, del simple paso de los años. Hay múltiples razones en cada caso. En el de Fuentes hay una que casi nadie menciona y que es la clave. Carlos Fuentes es amigo íntimo de un gran oligarca Venezolano: Enrique Cisneros. Es natural que defienda los intereses de su amigo y de los amigos de su amigo.
La revolución en serio, como bien dijo el Embajador, molesta a los intelectuales que son progresistas sólo de palabra. En verdad es una pena que Fuentes terminé como una de las “buenas conciencias”. Los intelectuales plegados de manera vergonzante al sistema hablan de la revolución y del pueblo, los verdaderos intelectuales progresistas hablan desde la revolución y con el pueblo.
mayelmar@yahoo.com.mx
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