México SA
Calderón, viajero frecuente
Apunta la ONU a México por la profunda desigualdad
Estado capturado
Carlos Fernández-Vega
Feliz por su segunda visita al continente africano en menos de un mes y medio (viajó a Uganda, pero en esta ocasión ¿contra qué selección jugarán los ratoncitos verdes?), el inspirado inquilino de Los Pinos se despidió así de la afición nacional: “y que nadie lo olvide, no hay fuerza superior a la del Estado; y no sólo es superior en número, en destreza, en valor y disciplina, sino lo es también en inteligencia y conocimiento”. Hasta el momento la categórica realidad desmiente su creativa frase, independientemente de que es obvia su confusión entre gobierno y Estado, aunque de cualquier suerte su referencia debe ser al “Estado” que representa y defiende.
Por lo anterior, vale considerar la advertencia que el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo incluye en su Informe Regional sobre Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe 2010, divulgado el pasado jueves, en el que subraya algunas causas de la profunda desigualdad que caracteriza a esta zona del planeta, y a México en especial, producto de lo que en los hechos defiende, practica y representa el inquilino de Los Pinos (como durante 70 años lo hizo el partido tricolor instalado en la residencia oficial) en esa aparente confusión en él existente entre gobierno y Estado.
Al señalamiento del PNUD sólo falta ponerle nombres y apellidos, por lo demás perfectamente conocidos y padecidos por los mexicanos. Así, subraya el organismo, el clientelismo y la captura del Estado pueden ser considerados las dos caras de la misma moneda. El clientelismo es una práctica que implica la apropiación de los recursos del Estado por parte de las elites políticas, las cuales utilizan las instituciones públicas y el poder político para defender o promover sus intereses particulares o de grupo. A su vez, en un contexto caracterizado por la presencia de individuos y grupos que disponen de mucho poder, recursos e influencias, y por la existencia de representantes políticos y funcionarios públicos que conciben la política y la función pública como medios para incrementar sus beneficios personales, existe el riesgo de que se produzca la captura del Estado, fenómeno que se materializa cuando aquellos que ocupan cargos públicos deciden representar directamente los intereses de los individuos o grupos más poderosos a cambio de la obtención de beneficios políticos o económicos particulares.
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