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28 julio 2010

Banca: manos libres para expoliar a su clientela

México SA
En diez años, medio billón de pesos en comisiones

El “miedo” de la clase política cambió de apellido

Carlos Fernández-Vega

Más tardó el Legislativo en tomar la decisión y el Banco de México en ponerla en práctica, que esta última institución en reconocer el limitado alcance de reducir o cancelar comisiones bancarias, de acuerdo con el anuncio del pasado lunes (hecho público por el propio organismo). Ayer en este espacio comentamos que de nada sirve quitar una comisión, si de inmediato los bancos habilitan” y cobran 10 más, porque no existe legislación que se los impida; me quitas cinco, invento cincuenta y hazle como quieras. Si la autodenominada autoridad apela a la calidad ética de los banqueros, entonces, de plano, está frita.

Pues bien, todo indica que el organismo a cargo del doctor “catarrito” no está muy identificado con eso de obligar a los barones del dinero a que reduzcan o cancelen comisiones, pero en esta ocasión se vio en la penosa necesidad de proceder por mandato del Legislativo, lo que no quiere decir que no reivindiquen públicamente a los banqueros, como ayer mismo lo hizo el director de Relaciones Externas del Banco de México, Federico Rubli: no hay quién ni qué los impida a crear nuevos cargos, comisiones, cuotas, intereses y/o conexos; las entidades bancarias están en libertad de fijar lo que cobran, de tal suerte que si se eliminan algunos cobros, como por arte de magia surge una decena adicional.

Años lleva esa supuesta autoridad (Guillermo Ortiz, en la silla principal del Banco de México, fue uno de los más activos en este sentido, con nulos resultados) “exhortando” a los banqueros a que reduzcan su margen financiero, que se aplaquen en eso de las comisiones y conexos, y el efecto esperado ha sido exactamente el inverso: comisiones sobre comisiones, intereses sobre intereses, cobros sobre cobros. Lo comentamos recientemente: tanto se repite la historia, tantos son los discursos y exhortos” acumulados, que la conclusión lógica es que nadie, absolutamente nadie de los que (se supone) toman las decisiones en el país tiene la más remota intención de poner fin al asalto cotidiano de que son víctimas los usuarios del sistema bancario que opera en México. Año tras año crecen las utilidades bancarias por margen financiero –la diferencia entre lo que cobran a los crédito habientes y lo que pagan a los ahorradores–, y la única reacción, tanto de las “autoridades reguladoras” como de los “representantes populares”, es una andanada de discursos conciliatorios, peticiones, súplicas y “llamados de atención” a los barones del dinero, quienes ni siquiera se dan por aludidos.

En el inventario no sólo aparecen el Banco de México, Secretaría de Hacienda, Comisión Nacional Bancaria y de Valores, sino el Senado de la República, la Cámara de Diputados y demás autoridades y “representantes populares” que siempre se dan por satisfechos por el “esfuerzo realizado” para contener la voracidad bancaria, toda vez que acumulan un voluminoso historial de discursos, estudios, iniciativas truncas, exhortos, pronunciamientos, propuestas, llamados de atención, puntos de acuerdo y conexos, todos ellos con la atenta súplica a los banqueros para que, si son tan gentiles, bajen tasas de interés y comisiones, y que por favorcito dejen de exprimirla.

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