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09 febrero 2010

Avance gringo

Astillero

Ovnis en la frontera

Felipe quiso decir

Cuentas margaritas

Julio Hernández López


De lo fallido a lo permisivo, de la co- laboración” a la claudicación, del desastre tolerado y promovido (¿la masacre de jóvenes fue u- na hechura a la medida?) a la gozosa apertura de puer- tas al patrón gringo que ampliamente ha anunciado sus propósitos de nuevas expansiones ya innecesariamente geográficas.

La enhiesta y dignísima secretaria de intervenciones exteriores, Patricia Espinosa, no encuentra manera de justificar e incluso aplaudir que Estados Unidos refuerce militarmente su frontera con México: ¡n’ombre, si hasta nos conviene, porque ahora va a estar más seguro de allá pa’cá!, sería la tesis de conformismo ranchero de la jefa de la diplomacia calderónica entreguista. Antes se habían tardado. Por su parte, el decano de los aspirantes a suceder a la susodicha Espinosa, Arturo Sarukhán, embajador del país todavía llamado México, se acomidió en Washington a presentar la mejor cara de desdoro ante las maniobras del obamismo injerencista: con ingenua exageración de las capacidades nacionales, el mencionado embajador dijo que México y Estados Unidos “pueden trabajar en forma conjunta: tenemos el desafío de dejar de jugar ajedrez y entender que podemos transformarnos en socios del éxito de la región y no en cómplices del fracaso”. Viendo a su tablero de damas chinas cuyas canicas considera alfiles, torres, caballos, princesas y reyes, Sarukhán reconoció que México no está en las prioridades del actual presidente gringo, pero en cambio sí hay la fortuna de que Obama y Calderón tienen una “cercana y estrecha” colaboración. ¡Oh, cuánta dicha contenida!
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