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16 abril 2008

Cual es la prisa?

Diputados del Frente Amplio Progresista (PRD, PT y Convergencia), han documentado ante la PGR la ilegalidad de los contratos otorgados por PEMEX Refinación (léase Juan Bueno Torio) porque el monto, la vigencia y la partida presupuestal fue establecida por este, sin consultar al Poder Legislativo para comprometer – a favor de unos cuantos – el presupuesto fiscal.

¿CUAL ES LA PRISA?

POR: Edwin Corona y Cepeda.

La acusación contra Juan Bueno Torio, radicada en la averiguación previa 95/UEIDCSPCAJ/2006 ante la PGR señala irregularidades por 10 mil trescientos millones de pesos, -repito – 10 mil 300 millones de pesos. Y desde hace dos años, no avanza, a pesar de haber muchas razones de pe$o.
Independientemente de esta acusación, los integrantes del FAP denuncian que dentro de la gestión del actual senador cordobés se desviaron alrededor de 400 millones de pesos que se destinaron de la siguiente manera: 200 millones a la campaña de Felipe Calderón, (la mitad), 70 millones a la campaña con la que Bueno Torio obtuvo el premio de la curul senatorial (35%) y el 15% restante se dividió entre varios funcionarios “que participaron en la operación” y entre los que destaca José Antonio Gómez Urquiza, “operador financiero de Felipe Calderón”.
Este último fue quien, en su calidad de Presidente del Comité de Adquisiciones de PEMEX, aprobó los montos que se repartirían a las empresas transportistas, de las que cuatro de ellas eran propiedad de la familia Bueno Torio y otra del “Delfín” de Felipe Calderón, Juan Camilo Mouriño, de oscura procedencia y actual Secretario de Gobernación.
Para obtener estas jugosas concesiones, Bueno Torio estableció, conjuntamente con Mouriño un “Plan Piloto de Transporte”, dejando fuera a diversas empresas transportistas para incorporar a las de su familia y de otros políticos y funcionarios del PAN, entre ellos Ivancar, de Mouriño, en una clara contravención a la Ley de Adquisiciones.
Para curarse en salud el actual Secretario de Gobernación y protegido de Calderón, Juan Camilo Mouriño, acudió a la Procuraduría el pasado 11 de marzo en un acto sin precedentes y sin ser todavía acusado de nada entregó copias de los contratos que firmó –ilegalmente – como empresario transportista, dejando a un lado y declarando su comportamiento como de “ética” durante su gestión como Coordinador de Asesores de la Secretaria de Energía, donde actualmente su titular Cristina Kessel apareció, como por arte de magia, un “diagnóstico” elaborado por quien sabe quien, donde declara la “crisis de PEMEX” como justificante de la supuesta “privatización” del recurso.
El hecho de haber aceptado “por ordenes de arriba” -¿será de Dios?- la documentación que, sin haber acusación alguna, presentó Mouriño, puede en un momento dado terminar con la carrera judicial del Procurador General de la República, Eduardo Median Mora, si se respeta el cacareado Estado de Derecho, ya que la documentación entregada a la PGR comprueba que Ivancar (leáse Mouriño), ganó más de 100 millones de pesos y las empresas constructoras de su suegro tuvieron una participación de 501 millones de pesos, durante los dos primeros meses del 2008.
Más aquí no terminan los fraudes y trastupijes del grupo en el poder, del cártel de Los Pinos, sino que ahora se preparan dos negocios que parecen inverosímiles y de los que se llevan una enorme tajada del presupuesto nacional, encubiertos por las “disposiciones fiscales” del lacayo del Fondo Monetario Internacional y actual Secretario de Hacienda, el “Gordo” Carstens.
La primera es la patraña del petróleo a 3,000 metros de profundidad, que nada ni nadie nos garantiza que exista y que se ha encubierto con la pantomima del “tesoro bajo el mar” con el que dejáremos de ser prietitos, esmirriados, tercer mundistas y saltadores de muros, para aprender, como dijo el Jolopo, a administrar la riqueza.
Y la segunda, que apenas vislumbramos, es el contrato otorgado a la empresa española REPSOL por un valor de DIEZ Y SEIS MIL MILLONES DE DÓLARES, para comprarle gas natural a PERÜ, cuando en la Sonda de Campeche se queman cuando menos 700 millones de pies cúbicos diarios de gas y revendérselo – desde luego más caro – a México.
Pero, independientemente de la reventa, en la que los mexicanos somos expertos, la planta de recepción de gas donde se procesarán 500 millones de pies cúbicos diarios (¿Y lo de la Sonda, que?), NO EXISTE en el Perú, sino que se mandará por barco a otra planta que tampoco existe y que se ubicará en la costa mexicana de Colima.
Para llevar a cabo esta operación, el gas que será enviado a Camisea, Perú (a la insignificante distancia de 7,000 kilómetros) será enfriado hasta que sus moléculas se reduzcan a 1,600 veces su tamaño original, para que entonces Repsol pueda congelarlo y embarcarlo con destino a Colima donde la otra inexistente planta, lo descongelará hasta alcanzar su tamaño original nuevamente y entonces, solo entonces, se enviará a las centrales de la Comisión Federal de Electricidad. Hágame el refabron cabor. ¿Pues de que nos están viendo la cara?. ¿ de gallegos como Mouriño?
Y para que se asombre, no para allí la cosa, pues los directivos de la gachupina REPSOL ya han ideado que en lugar de ir a la CFE, se envíe primero a sus subsidiarios del Corporativo – nombre con el que encubren un monopolio – Iberdrola, Unión Fenosa y Mapfre, mismas que ya, ilegalmente y haciendo caso omiso a las disposiciones legales firmadas por Don Adolfo López Mateos tras la expropiación a favor de México de la energía eléctrica, operan, encubiertamente, la tercera parte – cuando menos – de la energía eléctrica del país. Eso sin contar lo que, para Veracruz ya surte Kamel Nacif, el cuaderno del “gober precioso”y de Kamilio Gamboa.
Ahora entiendo cual es la prisa de la Reforma Energética.

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