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16 enero 2009

LA PARTIDOCRACIA, GOBIERNO DE PARTIDOS A ESPALDAS DEL PUEBLO

Pedro Echeverría V.

1. En México los partidos políticos registrados por el Estado son, permanentemente, un gran negocio por los cientos o miles de millones de pesos que reciben cada año del presupuesto público manejado por el gobierno nacional y del que corresponde a los estados; pero en los periodos de campañas políticas (por lo menos cada tres años) los ingresos de los partidos son mucho mayores porque no sólo reciben dinero del Estado y privado sino que también depósitos bancarios y “apoyos económicos anónimos incontrolables”.
2. Dirigir un partido institucional y ser un alto funcionario de gobierno en México garantiza salarios e ingresos económicos, mucho mayores al de los países desarrollados. Por esos enormes privilegios los políticos institucionales se aferran al poder y llegan a valerse de todo lo que esté en sus manos para conservarlo. Es la causa por la que la población los ha rechazado y en estos años se ha alejado más de ellos.
3. A pesar de ello los electores, aunque sólo el 50 por ciento, sale a depositar su voto por la abrumadora cantidad de propaganda y publicidad que impulsa el Estado durante meses y años, pero también por las muchas presiones y amenazas que se ejercen para obligar a sufragar. La realidad es que el pueblo mexicano durante 60 años depositó su voto por el PRI por el absoluto control que ejerció el gobierno sobre él, pero también porque no tenía otra alternativa.
4. Sin embargo, desde 1964 con los “diputados de partido”, particularmente desde 1988 con el cambio de fuerzas en la cámara de diputados, comenzó a surgir y a consolidarse lo que se ha conocido como la “partidocracia”, es decir, el gobierno de los partidos desde la élite del poder sin consultar a la población y a espaldas de ella. La partidocracia es la democracia representativa en su más alto nivel: se elimina a los electores y sus “representantes” asumen el poder total.
5. ¡Qué cosa más cómoda es gobernar sin consultar! Basta con una “buena labor de cabildeo entre los partidos” para lograr acuerdos válidos para todos. La llamada democracia, que se dice el gobierno del pueblo, que durante 60 años fue ejercida por un “partido hegemónico”, ahora se ha convertido en la oligocracia que es el gobierno de los pocos, es decir, de unos cuantos “representantes” de partidos. Más ahora que la corriente Felipe Carderón/Jesús Ortega triunfaron en el PRD y lo integraron a la política civilizada, misma que ha sido aplaudida como “la izquierda moderna”.
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