Publicado en Revista Proceso
COLIMA, Col. (apro).- En medio de una guerra que no conduce a ningún lado y con una política de criminalización social, México se encuentra “en el peor de los mundos posibles”, advirtió hoy aquí el periodista y escritor José Reveles, especializado en temas de derechos humanos y crimen organizado.
Actualmente, afirmó, México vive la misma paradoja de hace 40 años, cuando enarbolaba una política de “candil de la calle y oscuridad de la casa”, pues era visto como un refugio para los perseguidos y exiliados de otros países, pero simultáneamente se estaba llevando a cabo aquí una “guerra sucia” con desaparecidos y encarcelados políticos.
“Estamos igual ahora: pregonando la democracia en el mundo e internamente estamos militarizados y reprimiendo a la sociedad”, sostuvo.
Invitado por la Universidad de Colima y el periódico local Avanzada, Reveles ofreció este viernes 25, en la Facultad de Letras y Comunicación, la conferencia magistral Los miles de desaparecidos en México, donde habló de su reciente libro Levantones, narcofosas y falsos positivos, que será presentado este sábado 26 en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.
Consideró que actualmente el gobierno realiza “una guerra fingida” contra el crimen organizado, pues “si se hace una guerra de veras, no se combate con fusiles a los narcos: se les quita el dinero, se les incautan sus bienes, se les congelan sus cuentas bancarias, se investiga dónde están, se les quita el nervio financiero con el cual compran armas, sicarios y autoridades de todos los niveles”.
Además de los muertos que ha generado hasta ahora el combate al crimen organizado, no hay explicación oficial sobre los miles de desaparecidos ni en torno a los casi mil 500 mexicanos encontrados en fosas clandestinas, señaló.
“Como sociedad –añadió– nosotros deberíamos estar pidiendo las explicaciones sobre lo que está pasando en el país, porque no nos podemos tragar la verdad oficial de que los malos matan a los malos, que se matan entre sí, que ‘ellos son delincuentes y nosotros como gobierno somos muy buenos, y hay más violencia porque les apretamos’; pues que ya los dejen en paz, si no ¿a dónde vamos a llegar?”.
Autor de otros libros como El cártel incómodo y Las manos sucias del PAN, José Reveles comentó que a pesar de lo que ocurre en México, “parece que nadie se percata de ello, o no hay una capacidad de organización social que haga posible que también veamos un país de indignados”.
Refirió que en el país la sociedad apenas empieza a movilizarse y ubicó como el gran logro del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad –encabezado por el poeta Javier Sicilia– el haber visibilizado a las víctimas, que por primera vez dijeron su verdad frente a una autoridad y que ésta los haya escuchado, pues muchas personas ni siquiera habían presentado una denuncia formal.
Sin embargo, indicó que puede asegurar que hasta ahora “no hay un solo caso resuelto, es decir, les siguen dando atole con el dedo, les siguen haciendo dar vueltas y no hay solución”.
Propuso a los líderes del movimiento hacer cosas concretas, y “no esperar a ver qué quiere el gobierno otorgar, no dejen que el gobierno maneje la agenda (…), para qué sirve un monumento a los caídos en el Bosque de Chapultepec si ni siquiera existe la lista de los que van a poner ahí, y además no caben; hay esfuerzos que se pueden ir a la inutilidad por falta de organización; este es un esfuerzo que hace la Caravana muy loable, pero limitado porque no hay agenda”.
En el caso de los periodistas, Reveles dijo que este sector no se diferencia mucho de la sociedad en general, pues en 10 años han sido asesinados cerca de un centenar y otros 13 se encuentran desaparecidos, además de la persecución que ha provocado el exilio de muchos de ellos, quienes piden asilo en otros países o que tienen que salir de sus estados.
Advirtió que en México el gobierno sostiene el mito de que a los periodistas los ataca la delincuencia organizada, pero “no es cierto, porque el estudio que hicieron organizaciones como Artículo 19 y el Cencos demuestra que el porcentaje mayor de periodistas asesinados en México fueron víctimas de funcionarios públicos, de políticos profesionales y empresarios (…); sí hay ataques de la delincuencia organizada, pero el primer atacante de un periodista se llama la autoridad”.
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