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28 julio 2010

VAMOS CON AMLO PARA EL 2012

Banca: manos libres para expoliar a su clientela

México SA
En diez años, medio billón de pesos en comisiones

El “miedo” de la clase política cambió de apellido

Carlos Fernández-Vega

Más tardó el Legislativo en tomar la decisión y el Banco de México en ponerla en práctica, que esta última institución en reconocer el limitado alcance de reducir o cancelar comisiones bancarias, de acuerdo con el anuncio del pasado lunes (hecho público por el propio organismo). Ayer en este espacio comentamos que de nada sirve quitar una comisión, si de inmediato los bancos habilitan” y cobran 10 más, porque no existe legislación que se los impida; me quitas cinco, invento cincuenta y hazle como quieras. Si la autodenominada autoridad apela a la calidad ética de los banqueros, entonces, de plano, está frita.

Pues bien, todo indica que el organismo a cargo del doctor “catarrito” no está muy identificado con eso de obligar a los barones del dinero a que reduzcan o cancelen comisiones, pero en esta ocasión se vio en la penosa necesidad de proceder por mandato del Legislativo, lo que no quiere decir que no reivindiquen públicamente a los banqueros, como ayer mismo lo hizo el director de Relaciones Externas del Banco de México, Federico Rubli: no hay quién ni qué los impida a crear nuevos cargos, comisiones, cuotas, intereses y/o conexos; las entidades bancarias están en libertad de fijar lo que cobran, de tal suerte que si se eliminan algunos cobros, como por arte de magia surge una decena adicional.

Años lleva esa supuesta autoridad (Guillermo Ortiz, en la silla principal del Banco de México, fue uno de los más activos en este sentido, con nulos resultados) “exhortando” a los banqueros a que reduzcan su margen financiero, que se aplaquen en eso de las comisiones y conexos, y el efecto esperado ha sido exactamente el inverso: comisiones sobre comisiones, intereses sobre intereses, cobros sobre cobros. Lo comentamos recientemente: tanto se repite la historia, tantos son los discursos y exhortos” acumulados, que la conclusión lógica es que nadie, absolutamente nadie de los que (se supone) toman las decisiones en el país tiene la más remota intención de poner fin al asalto cotidiano de que son víctimas los usuarios del sistema bancario que opera en México. Año tras año crecen las utilidades bancarias por margen financiero –la diferencia entre lo que cobran a los crédito habientes y lo que pagan a los ahorradores–, y la única reacción, tanto de las “autoridades reguladoras” como de los “representantes populares”, es una andanada de discursos conciliatorios, peticiones, súplicas y “llamados de atención” a los barones del dinero, quienes ni siquiera se dan por aludidos.

En el inventario no sólo aparecen el Banco de México, Secretaría de Hacienda, Comisión Nacional Bancaria y de Valores, sino el Senado de la República, la Cámara de Diputados y demás autoridades y “representantes populares” que siempre se dan por satisfechos por el “esfuerzo realizado” para contener la voracidad bancaria, toda vez que acumulan un voluminoso historial de discursos, estudios, iniciativas truncas, exhortos, pronunciamientos, propuestas, llamados de atención, puntos de acuerdo y conexos, todos ellos con la atenta súplica a los banqueros para que, si son tan gentiles, bajen tasas de interés y comisiones, y que por favorcito dejen de exprimirla.

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24 julio 2010

México SA

Calderón, viajero frecuente
Apunta la ONU a México por la profunda desigualdad
Estado capturado

Carlos Fernández-Vega

Feliz por su segunda visita al continente africano en menos de un mes y medio (viajó a Uganda, pero en esta ocasión ¿contra qué selección jugarán los ratoncitos verdes?), el inspirado inquilino de Los Pinos se despidió así de la afición nacional: “y que nadie lo olvide, no hay fuerza superior a la del Estado; y no sólo es superior en número, en destreza, en valor y disciplina, sino lo es también en inteligencia y conocimiento”. Hasta el momento la categórica realidad desmiente su creativa frase, independientemente de que es obvia su confusión entre gobierno y Estado, aunque de cualquier suerte su referencia debe ser al “Estado” que representa y defiende.

Por lo anterior, vale considerar la advertencia que el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo incluye en su Informe Regional sobre Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe 2010, divulgado el pasado jueves, en el que subraya algunas causas de la profunda desigualdad que caracteriza a esta zona del planeta, y a México en especial, producto de lo que en los hechos defiende, practica y representa el inquilino de Los Pinos (como durante 70 años lo hizo el partido tricolor instalado en la residencia oficial) en esa aparente confusión en él existente entre gobierno y Estado.

Al señalamiento del PNUD sólo falta ponerle nombres y apellidos, por lo demás perfectamente conocidos y padecidos por los mexicanos. Así, subraya el organismo, el clientelismo y la captura del Estado pueden ser considerados las dos caras de la misma moneda. El clientelismo es una práctica que implica la apropiación de los recursos del Estado por parte de las elites políticas, las cuales utilizan las instituciones públicas y el poder político para defender o promover sus intereses particulares o de grupo. A su vez, en un contexto caracterizado por la presencia de individuos y grupos que disponen de mucho poder, recursos e influencias, y por la existencia de representantes políticos y funcionarios públicos que conciben la política y la función pública como medios para incrementar sus beneficios personales, existe el riesgo de que se produzca la captura del Estado, fenómeno que se materializa cuando aquellos que ocupan cargos públicos deciden representar directamente los intereses de los individuos o grupos más poderosos a cambio de la obtención de beneficios políticos o económicos particulares.

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21 julio 2010

Los nanocratas de calderon

Jenaro Villamil


MÉXICO, D.F., 20 de julio (apro).- No son tecnócratas porque su paso por la alta burocracia financiera es inexistente, sus doctorados no brillan y su especialización en las áreas que ocupan es prácticamente nula. No son gerentes como el gabinete de Vicente Fox porque ninguno ha administrado una empresa propia, aunque varios hayan sido empleados de trasnacionales. Y sólo uno de los más cercanos, Juan Camilo Mouriño, aspiró a ser heredero de una serie de empresas familiares de dudosa procedencia y heredero fallido del gobierno de su amigo.

Tampoco constituyen una clase política porque para eso se requiere liderazgo, cohesión, proyecto claro, redes múltiples entre las elites y capacidad de operación política. Ya ni pensar que se trata de futuros candidatos presidenciales porque cualquier sondeo de opinión indica que son conocidos, si acaso, por sus familiares.

En realidad, el equipo más cercano a Calderón es una colección de nanócratas. Es decir, especialistas en la millonésima parte de su materia de estudio. Tan infinitesimales como su trayectoria. Tan efímeros como el parpadeo de un sexenio frustrado. Surgieron como generación espontánea porque tampoco tienen carrera de partido –salvo su jefe que llegó a dirigir a Acción Nacional-, si acaso los vincula su paso sin huella por la Escuela Libre de Derecho y la apropiación de las áreas clave de gobierno (Los Pinos, la Secretaría de Gobernación, la Secretaría de Hacienda, la Secretaría de Economía, la Secretaría de Desarrollo Social y buena parte de las decisiones en materia de seguridad pública e inteligencia política).

Los recientes cambios en el gabinete confirman el perfil de nanócratas que Calderón requiere para su gobierno. El atributo principal de estos funcionarios, presumido incluso entre ellos, es la lealtad personal al presidente en turno, aunque en la lealtad exista déficit de capacidad, de experiencia y de visión de Estado (eso ya es mucho pedir). El propio secretario del Trabajo, Javier Lozano, nanócrata transexenal, presumió incluso que él es capaz de hacer “cualquier cosa” que quiera su jefe. Cualquier cosa. ¿Eso incluirá negociar con empresarios de origen asiático a quien les pide “coopelas o cuello”?. El secretario de Comunicaciones y Transportes, Juan Molinar Horcasitas, en alguna ocasión experto en la materia electoral, se transformó en nanócrata multiusos: de subsecretario pasó a titular del Seguro Social, ahora es el responsable de la dependencia que más licitaciones y contratos claves genera en la administración pública y ha extendido como el pulpo Paul sus redes hasta la Cofetel, quizá confundiéndola con una guardería subrogada.

Un nanócrata siempre cree que puede enfrentar poderes fácticos con el poder de la firma de su jefe. Docilidad antes que capacidad. Exceso de autoconfianza y pérdida del sentido de la realidad.

En la Secretaría de Economía, Calderón sustituyó a un nanócrata por otro, aunque tenga apellido de marca automotriz. Ferrari, además, de su perfil conservador en lo religioso y transgénico en lo empresarial, no dio una información puntual de lo que hizo o quiso hacer con ese membrete llamado ProMéxico.

Por Calderón nos enteramos que la nanócrata mayor, de nombre Patricia Flores, no sólo fue la jefa de la Oficina de la Presidencia, sino la responsable de medidas públicas tan cuestionadas como la estrategia de inoculación del miedo social en el combate a la epidemia de la influenza A/H1N1 o la artífice para desaparecer de un decretazo el Sindicato Mexicano de Electricistas y lanzar a la calle a más de 40 mil personas, en el sexenio que prometió ser el del empleo.

Ambición no les falta a los nanócratas. Y Patricia Flores fue ambiciosa. Incluyó en la nómina a sus familiares, palomeó a los responsables de las delegaciones federales en los estados, se confrontó con la Secretaría de Hacienda en el reparto de los recursos, creyó que el poder del picaporte es similar al poder de la eficacia. Y de antigua admiradora del subcomandante Marcos se volvió en fan de su jefe. Aunque en el delirio de un poder por designación, haya convertido a dependencias como Turissste en cajas chicas del gobierno federal.

Ni qué decir de las áreas de Comunicación Social. Max Cortázar fue capaz de regañar a Gutiérrez Vivó y ordenar la suspensión de la publicidad gubernamental para todas las revistas, pero nunca articuló una política de comunicación social creíble, democrática, digna de un gobierno que prometió las manos limpias. Su poder es el dinero y la presión política para censurar, palomear a los “comunicadores del sexenio” y ordenar pequeñas guerras de lodo contra los medios y periodistas incómodos. Con esos atributos el nanócrata blanquiazul César Nava lo incorporó a la dirigencia del PAN, en franco desprecio a las decenas de panistas con más experiencia y compromiso para la comunicación política.

Para culminar su aventura, Calderón transformó la Secretaría de Gobernación en una dependencia nanocrática. Prolongó la agonía de Fernando Gómez Mont, quien hizo todo para perder el apoyo político y social, para designar como cuarto titular de la otrora dependencia clave del gabinete (el “ministerio del Interior”, el “vicepresidente de facto”) a un funcionario menor de las redes panistas que fracasó ostentosamente en Baja California, pero fue capaz de mantener la amistad (sinónimo de docilidad) con su amigo Felipe Calderón. El señor Blake Mora figuró en la terna de posibles procuradores sustitutos de Eduardo Medina Mora y acabó en Bucareli, en medio de la peor crisis de inseguridad y de desafíos del narcopoder contra el gobierno.

Pero los nanócratas tienen una alta capacidad para el autoengaño. Por cuarta vez refundan un gobierno fallido, cuyos costos han sido tremendos para el país.

Comentarios: www.jenarovillamil.wordpress.net

Publicado en Revista Proceso

17 julio 2010

The Financial Times arremete contra el “México calderonista”

Autor: Alfredo Jalife-Rahme
Sección: Radar Geopolítico

11 Julio 2010
El pasado 29 de junio, Adam Thomson pretendió diagnosticar en The Financial Times –rotativo portavoz del neoliberalismo global– la irresistible declinación del “México calderonista”.
No es ninguna novedad la putrefacción del sistema político en manos del Partido Acción Nacional durante su pésima gestión de nueve años consecutivos. Lo que llama poderosamente la atención es que, en vísperas de las elecciones estatales del 4 de julio, el rotativo neoliberal británico se haya percatado de tal declinación cuando –antes del cataclismo ambiental de la petrolera británica British Petroleum– el sionista Gideon Rachman le había lanzado todas las apologías posibles a Calderón Hinojosa, quien se alistaba para entregar los pletóricos yacimientos en las profundidades del Golfo de México a las depredadoras petroleras británicas.
¿Darán por muerta en Londres a la tramposa reforma energética del panismo calderonista en colusión con la triada priista Beltrones-Labastida-Gamboa, al unísono de los Chuchos entreguistas?
En su extenso “análisis”, Adam Thomson pretende ocultar que desde 1982, en forma ininterrumpida, los tres presidentes “priistas” –en realidad unos crípticos panistas– (De la Madrid, Salinas y Zedillo), así como los panistas Fox y Calderón, desarrollaron los programas del decálogo del Consenso de Washington, en sincronía de las órdenes del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, los cuales, en forma integral, son controlados por la dupla anglosajona de Estados Unidos y Gran Bretaña: Tratado del Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), desnacionalización de la banca mexicana; Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN), plan México/Mérida, desnacionalización de Petróleos Mexicanos (Pemex) y, probablemente, próxima incorporación al Comando Norte.
Como se nota, el “México neoliberal” –en sus distorsionadas versiones priista, panista y chuchista– aplicó dócilmente 28 años de una suicida política económica y financiera a instancias de Estados Unidos y Gran Bretaña.
¿Qué habrá pasado ahora para que la prensa anglosajona, en general, y The Financial Times, en particular, denigren el modelo económico-financiero que impusieron en México a través de la globalización neoliberal?
Mata de risa que Adam Thomson cite a los mismos teóricos del fracaso en México (Jonathan Heath, Jorge Castañeda Gutman) –unos verdaderos apátridas– para justificar su demoledora crítica, orientada quizá a ahuyentar los capitales y las inversiones de México y así redirigirlas a las famélicas plazas de Wall Street y la City.
Adam Thomson reconoce que el “México calderonista”, la segunda economía más importante de Latinoamérica, “está saliendo apenas de su peor caída desde 1932, con una contracción de 6.5 por ciento el año pasado”. De hecho fue mucho mayor a lo que aduce, pero no nos vamos a pelear por nimiedades y decimales.
Sale sobrando contrastar el mediocre crecimiento de México desde hace 10 años con Brasil y el resto de Latinoamérica. En realidad, México no crece desde 1982, como reconoció en un excepcional momento de lucidez Miguel de la Madrid Hurtado antes de que Salinas de Gortari lo obligara a desdecirse en forma humillante.
Cita la frase clásica del sionista Mario Vargas Llosa, quien confunde las novelas con sus alucinaciones políticas, al fustigar la “dictadura perfecta” del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Si el sionista neoliberal Vargas Llosa supiera algo de economía, hoy debería criticar “la dictadura perfecta del neoliberalismo” en México, en América Latina (que incluye a su despedazado Perú) y en el resto del mundo, donde ha sido aplicado el capitalismo cibernético más salvaje que haya conocido la historia de la humanidad. Sería mucho pedirle al novelista sionista neoliberal de Perú, cuando ha sido un fracasado de la práctica política y no sabe nada de economía ni de finanzas.
Ahora resulta que, para el “analista” del rotativo neoliberal británico The Financial Times –no me refiero a Vargas Llosa, sino a Adam Thomson–, México “se encuentra implicado en una sangrienta guerra de las drogas que ha sido elevada al más alto nivel de la agenda doméstica y se ha vuelto una preocupación real para Washington (sic), conforme crecen los temores de que la violencia pudiera desestabilizar al vecino sureño de Estados Unidos, con todas las implicaciones a la seguridad que ello conlleva”.
Desde luego que Adam Thomson no comenta que en México se despliega “la cuarta guerra del opio” (Radar Geopolítico, Contralínea 149), desde el punto de vista geopolítico, y que ha sido la tónica de la dupla anglosajona para avanzar su agenda oculta desde el siglo XIX: dos veces en China y ahora en Afganistán y en México. No es gratuito que los teóricos anglosajones tilden simultáneamente de “Estados fallidos” a México y Afganistán.
Evidentemente que Adam Thomson no explora ni siquiera con el pétalo de una rosa el magno lavado de dinero de la banca israelí-anglosajona que efectúa en México.
Comenta que Obama anunció el envío de 1 mil 200 tropas “adicionales” de la Guardia Nacional a la transfrontera. !Pobrecitos gringos! Hasta aquí lo referente a la cuarta guerra del opio que libra la dupla anglosajona en México.
Ahora viene la parte política, exageradamente sesgada, cuando Adam Thomson cita a la corruptísima Transparencia Internacional, quien todavía se atreve a ver la viga en el ojo ajeno de México, a quien coloca, en su hilarante “Índice de Percepción de la Corrupción”, en el lugar 89 mundial. A su vez, el Foro Económico Mundial de Davos coloca al “México calderonista” en el lugar 60 de su “índice de competitividad mundial”. Y eso que se la han pasado turisteando en Davos Zedillo y Calderón.
Por último, invoca a Latinobarómetro, un instrumento del neoliberalismo británico que prácticamente da a entender que la mayoría de los mexicanos prefiere el autoritarismo a la democracia. Como se distingue en este feroz ataque multimodal de índices selectivos cocinados al gusto, el “México calderonista” representaría un fracaso multidimensional.
A juicio de Adam Thomson, la transición a la democracia de México se complicó con dos factores externos, muy discutibles a nuestro entender: 1. El ascenso de China y su apetito por las materias primas en Suramérica, lo cual en su conjunto tuvo un efecto adverso sobre el “rol de México como la base manufacturera de América del Norte”; asimismo, exagera la caída de México en su participación de las importaciones por Estados Unidos de 2000 a 2006, que pasaron del 11.2 por ciento al 10.7 por ciento; y 2. El 11 de septiembre de 2001, cuando Baby Bush “redefinió sus prioridades” bilaterales con México, lo cual afectó la reforma migratoria y el paso de camiones pesados desde México (que, por cierto, infringe el espíritu y la letra del TLCAN).
Sobre el asunto de China que abulta Adam Thomson, cabe señalar que también México es un importante productor de materias primas (hidrocarburos y plata). Cuando se contrasta a China con México, hay que tener sumo cuidado, ya que el gigante asiático no cometió los pecados capitales que le valieron a México su degradación global, como la desnacionalización de la banca, a nuestro juicio el peor error cometido por el neoliberalismo local que dejó a México sin una banca nacional propiamente dicha. China ostenta cuatro bancos estatales entre los 10 principales bancos del mundo. Este asunto de la desnacionalización de la banca mexicana no ha sido elucidado rigurosa y académicamente.
Respecto de la “caída” de la participación de México en las importaciones de Estados Unidos, caben dos señalamientos que ponen en relieve la perfidia de Adam Thomson: 1. Su recorte va de 2000 a 2006 y deja truncados los cuatro años siguientes; y 2. Suena ridículo que una “caída” de solamente medio punto, de 2000 a 2006, haya impactado no solamente en un brutal desplome de casi el 7 por ciento en 2009, sino que, peor aún, haya sido una de las principales causales de la desgracia multidimensional de México.
Sobre el montaje hollywoodense del 11 de septiembre, cabe señalar dos puntos: 1. La reforma migratoria inconclusa fue un error garrafal del sionista Jorge Castañeda Gutman, quien se aferró al poco diplomático “todo o nada” (su vulgaridad de las “enchiladas completas” que no alcanzaron ni para chilaquiles); 2. Dio cabida para que Estados Unidos impusiera el ASPAN a Fox y luego el plan México/Mérida a Calderón.
Sucede que con De la Madrid, Salinas y Zedillo, Estados Unidos avanzó su agenda de triple captura mercantil, económica y financiera con México, mientras que con los panistas Fox y Calderón, a partir del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos impuso su agenda militar a México. Así de sencillo.
En ningún momento, Adam Thomson aborda la doble militarización obligada de México por Estados Unidos: doméstica y externa.
Más allá de la nostalgia de Adam Thomson por la entrega del petróleo de México a las “inversiones foráneas”, el “analista” británico vuelve a la carga con las consabidas críticas anglosajonas a Pemex: falta de inversión por incapacidad doméstica, ignorancia de la tecnología de exploración en aguas profundas y baja en la producción de 3.4 millones de barriles al día (MBD) en 2004 a 2.6 MBD a la fecha.
¿Cómo se puede fomentar la inversión doméstica cuando México carece de una banca nacional para tal propósito? ¿Cómo puede invertir Pemex sus fabulosos excedentes cuando sus ingresos son erosionados por la parasitaria Secretaría de Hacienda, que deliberadamente la mantiene quebrada para regalarla al peor postor y al mejor impostor?
En forma paradójica, la baja de la producción ha sido compensada con creces por el descomunal incremento del barril del petróleo, que anda en 80 dólares, cuando De la Madrid, Salinas, Zedillo prácticamente regalaban nuestros hidrocarburos a Estados Unidos a un precio irrisorio que osciló de 8 a 20 dólares el barril.
Finalmente, Adam Thomson arremete contra el sistema federal de los 32 estados, cuando es obvio que desconoce, por lo visto, que fue producto de la inspiración de Estados Unidos.
Lo más interesante radica en que tampoco Adam Thomson concede demasiada esperanza a México con el probable retorno del PRI al poder en 2012.
Más allá del gran negocio del lavado de dinero por la banca israelí-anglosajona que se deriva presuntamente de la “cuarta guerra del opio”, ¿qué andarán pescando los pérfidos piratas británicos en las aguas turbulentas de México, como se desprende del feroz ataque inoportuno del The Financial Times?
Fuente:Revista Contralinea

Se vale hablar mal… del mal gobierno calderonista

Autor: Álvaro Cepeda Neri

La personalidad foxista (desvaríos, habladas, jerga y características de quienes no saben cómo gobernar) ha contagiado al señor Calderón, quien se pone bravero y retador contra las “minorías” de los delincuentes del narcotráfico, que hasta ahora van ganando a sangre y fuego la violenta y bárbara guerra a muerte contra militares y policías, sembrando cadáveres de ambos bandos y de mexicanos inocentes que pagan con sus vidas la fallida estrategia, que además es inconstitucional (por no fundamentarla en el artículo 29 de la Carta de 1917). El concepto de Estados fallidos, para referirse a la síntesis de “Estados terroristas” y “Estados canallas” (repertorio salido del “eje del mal” de Reagan-Bush padre e hijo), fue el calificativo de Clinton y sus asesores en 1994 (Noam Chomsky, Estados fallidos: el abuso del poder y el ataque a la democracia) para aludir a los Estados que necesitan “la ayuda” estadunidense con intervenciones (como la que puso en marcha Hillary Clinton y la “invitación” voluntariamente a fuerzas de Obama a Calderón para que éste se presentara en Washington), incluso a veces, dice Chomsky, devastándolos, para que vuelvan a ser Estados acertados, es decir: por la fuerza (como en Afganistán, Irak, etcétera) o por la “pacífica” presencia de un procónsul.


Ya el dizque representante del gobierno calderonista, Arturo Sarukhán, afirmó que la “cooperación” de Obama-Clinton para el combate al narcotráfico “no incluye el despliegue de tropas estadunidenses en territorio mexicano, ni que el cuerpo castrense del vecino país realice operaciones de inteligencia militar como en Irak o Afganistán”, escribió la reportera Georgina Saldierna (La Jornada, 23 de marzo de 2010). Pero, en el caso de un Calderón fallido, con administración fallida, gobierno fallido, políticas económica y educativa fallidas, empleo fallido, etcétera, y sus colaboradores fallidos, Obama contempla, con el asesoramiento del embajador estadunidense en nuestro país, Carlos Pascual (a punto de matrimoniarse con una mexicana, como lo hizo el anterior al dar el braguetazo con una nativa millonaria), experto en Estados fallidos, que ha llegado la hora de intervenir más en nuestro territorio… incluso como en Irak o Afganistán.

Ya está firmado y confirmado que el Partido Acción Nacional, Calderón y los ultraderechistas en municipios, gobiernos estatales y, sobre todo, en la Presidencia (ya no de la república, pues estamos a la espera de que la república sea restaurada otra vez), han fracasado en el manejo de las políticas públicas, con su fallida tentativa de resolver el problema de la pobreza que alcanza a más de 50 millones de mexicanos; con su fallida prevención y, después, supuestamente, de su fallida respuesta a la mentira de la peste gripal que acabó por paralizar la economía pública y privada durante los últimos nueve meses del año pasado. Y han naufragado en su política cultural, mientras preparan fallidos actos para recordar los inicios de las revoluciones de 1810 y 1910, con luces de bengala semejantes a las fiestas fallidas del porfirismo de hace 100 años. No hay absolutamente nada que reconocerle a Calderón, para quien arrecian las críticas del pueblo, los desacuerdos de los empresarios, la repulsa de los inversionistas extranjeros (con la amenaza de la Cámara de Comercio estadunidense de empacar e irse, como declaró su dirigente).

Calderón hace declaraciones al estilo de las tonterías foxistas, retadoras contra las delincuencias (como las del fallido secretario de Gobernación Gómez Mont, desafiándola), y las repetidas provocaciones contra la prensa escrita y oral que lo critican, culminando con severas llamadas de atención contra quienes, en su calidad de ciudadanos con sus derechos a salvo (y el cumplimiento de sus draconianas obligaciones fiscales), se atreven a descalificar sus acciones en Ciudad Juárez, menospreciando las acusaciones de las mujeres en ese sangriento municipio; y que, si en Colombia y Brasil se suceden homicidios, no tenemos por qué echarle en cara que su gobierno lleva ya más de 30 mil de éstos, entre los que hay estudiantes, niños, jóvenes, mujeres, hombres y periodistas. Busca Calderón y sus García Luna, sus Luis Cárdenas y sus jefes militares de tierra y mar, justificar sus abusos del poder y ponerlos al margen de la crítica y, sobre todo, que no sean sujetos de deslinde de responsabilidades penales y civiles, en la medida de que la impunidad ha de ser total para los de arriba.

Ante ese panorama de desastre económico, social y político del calderonismo por su mal gobierno –que se ha hecho acreedor del grito de independencia: “¡Muera el mal gobierno!”–, con la cara enrojecida por la ira, la voz encabronada y golpeando a manotazos el atril, sentenció: “Jamás he escuchado a un brasileño hablar mal de Brasil” (La Jornada, 27 de marzo de 2010). Y que, en cambio, a los mexicanos nos da por hablar mal de México. Esto es, como se dice, falso de toda falsedad. No pocos connacionales hemos hablado mal, muy mal, del foxismo y ahora de su caricatura: el calderonismo, como gobierno y administración que en nueve años y pico hundieron al país en la inseguridad más sangrienta, como no se veía desde hace medio siglo.

“También –expresó Calderón, delante de la empresaria privada nombrada en la Secretaría de Turismo, y al estilo de ‘se los digo a ustedes asistentes a la reunión Compromisos por el Turismo en México, para que lo entiendan ustedes los mexicanos’–, se vale, aunque no faltará a quien le suene inadecuado, también se vale hablar bien de México porque, eso sí, nosotros tenemos un problema que es la mitad, en términos de homicidios por cada 100 mil que en Brasil”. Así fuera un solo homicidio, las comparaciones sobran.

El gobierno estadunidense, de por sí intervencionista desde siempre, se aprovecha para dar órdenes; al boletinar a sus conciudadanos para que no viajen al nuestro, son quienes, con los calderonistas, contribuyen, al lado de los delincuentes, al descrédito mundial de México. Y no los mexicanos, como señala Calderón. Y el que periodistas estemos constantemente informando y criticando los actos fallidos de los panistas, se debe a que también se vale hablar mal… del mal gobierno calderonista.

Para quedar bien con ese calderonismo (al que muy de tarde en tarde tibiamente critica), el multimillonario número uno del capitalismo mundial, el señor Slim, dijo tremenda mentira, que “camina tranquilo por las calles del país (La Jornada, 27 de marzo de 2010); pues anda en sus automóviles blindados, con guardaespaldas adelante, atrás y a los lados, cuando tiene que viajar por tierra, ya que siempre lo hace en helicóptero. Como los demás ricos… porque el miedo a la inseguridad no anda en burro. Así que por la inseguridad, el desempleo, la pobreza y demás actos fallidos, también se vale hablar mal… del mal gobierno calderonista.

cepedaneri@prodigy.net.mx
Revista Contralinea

05 julio 2010

Adios al demonio del eden

VERACRUZ REPUDIO AL VIOLENTO DEMONIO DEL EDEN, PERO ESTE FASCISTA AUN NO SE CONVENCE DE ELLO (EL RESULTADO AUN DE ANTEMANO SABIDO), LO DEJO MEDIO IDIOTIZADO…BUENO…LA COSA ES QUE AHORA, EN COMPAÑÍA DEL JERARCA NACIONAL DEL PAN/YUNQUE, SE DESGARRAN LA CAMISETA Y VOCIFERAN QUE DEFENDERAN LA ELECCION. CUAL?..HAN DE SER LAS QUE LES ACOMODARON A MODO, EN PUEBLA Y SINALOA ¡FASCISTAS ENTIENDAN, EN VERACRUZ NO TIENEN NADA QUE HACER!...GRACIAS VERACRUZ...QUE CINISMO(NO TIENE MADRE) ESTE APRENDIZ DE DICTADORZUELO,PIDIENDO RECUENTO VOTO POR VOTO Y CASILLA POR CASILLA,...LO UNICO QUE FALTA ES QUE TAMBIEN LO PIDA FECAL Y EL ESMIRRIADO YUNQUE NAVA...DAN PENA AJENA POR DECIR LO MENOS...QUE ACASO YA SE LES OLVIDO LA MARRANADA QUE LE HICIERON A ANDRES MANUEL LOPEZ OBRADOR PRESIDENTE LEGITIMO DE MEXICO?...AQUI ESTAREMOS PARA RECORDARSELOS...PANISTAS FRAUDULENTOS Y MARRULLEROS. si pues.

04 julio 2010

Mexico demuestra su rechazo al desgobierno violento y fallido de fecal

A pesar de la campaña de miedo emprendida por el espurio y su equipo yunquista-panista para revertir la derrota que ya veian venir en los procesos electorales del 4 de julio,la ciudadania llego a las urnas para demostrarle a fecal, a pinocho nava y su asesora vazquez mofa, el repudio a este desgobierno violento y fallido.En 11 de los 12 Estados que tuvieron procesos electorales, la ciudadania dio una patada por el trasero a estos fascistoides panistas.Las encuestas de salida, (ante la falta de opciones politicas para la poblacion), dan una rotunda votacion a favor del PRI,en: VERACRUZ 50 a 36; en AGUASCALIENTES 50 a 44; en CHIHUAHUA 61 a 35; en DURANGO 53 a 40;en HIDALGO 58 a 42; en TAMAULIPAS 66 a 28; en TLAXCALA 49 a 40; ZACATECAS 44 A 24 Sobre los resultados en Puebla, Sinaloa y Quintana Roo, la encuestadora ante, las posibles amenazas espurio yunquistas, prefirio no dar a conocer los resultados a pesar de tener mas del 90% de avance, aunque de antemano ya otros medios de comunicación, habian informado sobre la apabullante derrota del fascismo panista en estos tres ultimos estados.Mañana, lo que no lograron en las urnas saldran a reclamarlo en tribunales federales a modo,asi es esta mafia que desgobierna.FECAL Y compañia yunquista, ¡cuando renuncian!...o esperan otra Revolucion?...digo

FOTO tomada del periodico La Jornada.(conciliabulo electoral panista-perredista llorando sus fracazos).